lunes, abril 25, 2005

Sólo sé trabajar; robar no sé ni quiero aprender

Arrancamos hoy con esta frase que se está popularizando a marchas forzadas gracias a los nuevos trovadores que vagan por los pasillos de los vagones del Cercanías de Renfe de Madrid (ignoro si este fenómeno o esta oración se reproduce también en otras ciudades, pero no me extrañaría una púa) solicitando una ayuda económica para salir del paso. Lo curioso es que la misma sentencia, con los mismos problemas, la misma entonación y las mismas pausas dramáticas las hacen distintas personas. ¿Habrá una Escuela de Pedigüeños clandestina, oculta entre montones de detritus en los suburbios de las ciudades? ¿O será pura casualidad?

La respuesta la dejo abierta a cualquiera de los miles de millones de personas que tienen más talento que yo.

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