viernes, diciembre 31, 2004

Dente polo cú 2004

No quiero dedicarme en este último post del año a crear unas listas de lo mejor y lo peor como sólo las auténticas personas con talento saben hacer bien. Yo me centraré mejor en una preciosa imagen simbólica que he visto esta tarde en mi barrio antes de tomarme los tradicionales patxaranes de fin de año en un bar cercano a mi casa.

A lo lejos, pero en la misma acera por la que caminaba andando/corriendo empezaba a entrever una trifulca. Según seguí avanzando ví que era entre dos hombres: el primero, un minusválido con dos muletas al que le faltaba una pierna, de unos cuarenta años, con gafas y repeinado a lo Mario Conde. Este hombre intentaba atizar en la cabeza usando una de sus muletas al segundo personaje, un jovencito de unos catorce años de etnia gitana. En el medio había un pobre pardillo que intentaba separarlos, y que se estaba llevando los golpes de uno y de otro. Por mi parte, segun me iba acercando al punto de explosión y tras enterarme de lo que estaba pasando delante mía, quedé como un chico cabal y moderno que pasa de los altercados y de los malos rollos cívicamente, y me cambié de acera como si no pasara nada, pero rebosante de dignidad. Por supuesto era para quedarme mirando y sin correr ningún tipo de riesgo desde la otra acera entre la muchedumbre de señores mayores que no querían perderse nada de la acción pfffffffffffffffffff.

Pero yo ante esta situación he visto más que una disputa, más que una trifulca, más que un arrebato de territorialidad entre dos individuos: he visto la metáfora entre el año antiguo, gastado, que no puede caminar sólo, y que se está yendo; y frente a él un año joven, vivo, insolente, lleno de energía. Y entre medias de ambos el tonto de siempre, al que le van a oxtiar igual sea un año u otro.


O algo así. Feliz 2005 a todos.


jueves, diciembre 30, 2004

Cuatro Rosas

Hoy ha sido la cena del Amigo Invisible, y me ha deparado todas las sorpresas que esperaba de ella, e incluso alguna extra.

Una velada de semejantes dimensiones quedaría coja si no fuese acompañada por un marco de calidad insuperable: mis compañeros tuvieron a bien seleccionar como recinto el típico bar insalubre, con clientela fija habitual a la que el dueño tiene que echar a patadas del recinto, sus palillos (cada vez me encuentro más fascinado por este utensilio, el que lo inventó debió ser un auténtico genio del minimalismo y el art decó adelantado con mucho a su tiempo) de doble filo que en nada tienen que envidiar a las mariconadas esas del palillo con una de sus partes roma, sus máquinas tragaperras luminosas y resplandecientes que te atraen como la luz violeta de una lámpara atrapamojquitos, y su bodega-almacén transformado por arte de birle y birloque en salón-comedor ubicado en el sótano del local, con su ecosistema propio que lamentablemente tuvimos que transgredir al tener que matar un par de cucarachas durante la cena, y su maître con sus manos callosas y sus uñas como pozos petrolíferos sirviendo cada una de las raciones más aceitosas y empalagosamente fritas que jamás os hayáis podido imaginar. Es decir, estaba en mi salsa.

Para poder soportar la tensión anterior y posterior a los regalos, procedí a beberme una cerveza tras otra. Cuando conseguí alcanzar el estado perfecto para poder mostrar felicidad aunque el regalo no me gustas absolutamente nada, llegó el momento de repartirlos. La novia de mi más mejor colega de la facultad fue la que me tuvo que ingeniárselas para regalarme algo, y lo hizo con unos detallitos que no dejaban de ser las típicas pijaditas ilusionantes sin ningún beneficio ni utilidad a corto-medio-largo plazo, pero que estaban muy curradas y me gustaron, así que no hizo falta mi medioborrachera para mostrarme contento. Por mi parte le regalé ObrasCompletas de los cuentos de Julio Cortázar a mi amiga Marta, que siempre ha sido muy fan tanto del género cuentístico como del susoditxo ejcritor. Por lo que ha sido un regalo, si bien nada original, sí al menos interesante (eso espero, igual se ha leído todos y el libro solamente le sirve para calzar alguna mesa).


Dentro de los otros regalos he de decir que me parece realmente INDIGNANTE el hecho de que un chico le regale a otro (ademas fan del fútbol y aborrecedor de todo lo jipi) una esterilla mini y un atrapasueños. ¿Pero en qué clase de mundo vivimos? Ni a mi peor enemigo le regalaría algo tan cutre. Al menos al tercer regalo (unos dados de madera maciza) sí se le puede sacar algo productivo echando una partida con loj colegas en el típico bar de barrio con diana al fondo, entre chato y chato de vino; por lo que sólo por esto le salvó de quedar como el más cutre con diferencia de todos los presentes.

Después vino la típica salida de bares para tomar cervezas en la que poco a poco se fue despidiendo la gente, hasta verme completamente solo a las tres de la mañana dispuesto a tomar el Búho en Cibeles.

Pero el Destino aun me tenía que deparar otra sorpresa más.

Una vez estaba ya montado en el autobús me encontré con el Responsable de Historia de la Comisión Federal del Foro por la Memoria con el que no se me caen los anillos al decir que es colega mío de toda la vida, entrando por la puerta borracho como una cuba y dando tumbos, mirando al suelo y sonriendo entre dientes. Le doy una voz y me levanto para sentarme al lado suyo, esperando que compartiera conmigo el caviar suficiente para no lamentarme de haber abandonado a la típica quinceañera bakala que se sentó a mi lado. Afortunadamente así fue, y nada más arrancar el autobús cogió su mochila y sacó una botella de Four Roses medio vacía y dos vasos de plástico. Yo no soy muy fan del güijqui, y mucho menos calentorro y a palo seco, pero, ¡qué coño! estamos en Navidad y un día es un día, así que acepté gustoso. Después me pidió un cigarro y yo, tras hacerle las típicas observaciones cívicas de rigor diciéndole que no es de recibo fumar dentro de un transporte público y menos con las ventanas cerradas, porque está prohibido y además puedes molestar a la gente que viaja en él, se lo tendí. El lo aceptó y lo encendió. Por mi parte no volví a darle ningún reproche, yo ya había cumplido con mi tarea de ciudadano cívico y lo que hiciera con el cigarrito me daba exactamente igual. Algún día tengo que reflexionar acerca de por qué la mayor parte de mis colegas son tan ajquerosamente juveniles que gozan de mezclar transporte público de la E.M.T. y tabaco pfffffffffffffffffffff, pero eso sería otro tema.

Mi colega balbuceaba algunas frases inconexas que no lograba entender del todo, pero que debían ir referidas a que había descubierto que había mucha gente que, harta de celebrar la nochevieja el día 31, le daba por celebrarla el 30, que había menos gente y se lo pasaban mucho mejor, mientras repetía: "Cinco mil personas en la puerta del Sol, ¡Cinco mil personas!"

Una vez llegamos al barrio lo primero que hice fue llevármelo a un paf para que aumentase más aún si cabe su cogorza, como así fue. Tuve que acompañarlo a su casa, pero se repuso por el camino y me dijo que esperase un momento en el descansillo de su portal, que bajaría con algunas cervezas de su casa y charlaríamos un rato. Y a mí no dejaba de venirme a la mente Trainspotting. Sobre todo porque le estuve esperando (Como Dios manda!); y cuando bajó con sus 4 cervezas cogidas de mala manera, como si tuviera una parálisis en las manos, y me guió hacia los sótanos de su bloque. Ahí conseguí hablar con él durante unos 10 minutos antes de que el sueño le pudiese.

Afortunadamente antes de que eso pasase conseguí quedar con él para mañana, y así poderle restregar todo esto como dios manda.

Qué dura es la vida del político.

martes, diciembre 28, 2004

Lo que aún nos queda por aprender

Hoy me he ido a tomar unas cervezas con mi chica-becaséneca-favorita-de-Granada y mi futura-amiga-invisible, y nos hemos dedicado durante toda la tarde a la evangélica tarea de despellejar a los ausentes; es decir, otro día rutinario más sin nada que destacar.

De no ser, claro, por la súbita aparición de un grupo de cincuentones que se han apoderado en un sólo instante del local y se ha dedicado a recuperar con gran jolgorio por su parte esas preciosas tradiciones que los jóvenes de hoy hemos olvidado completamente o que hacemos por compromiso sin poner ninguna gracia en ello, como son los villancicos. Han caído todos: El Tamborilero Hacia Belén va una burra, Los peces en el Río, 25 de Diciembre y tantos otros, que hicieron que nuestra conversación cambiase de rumbo por un momento y las chicas empezasen a divagar: una diciendo que no se sabía los villancicos porque en su familia no es tradicional cantarlos; la otra porque está bastante más aficionada a los villancicos rocieros más que por los castellanos puros. Yo me disponía a comenzar una típica disgresión de las mías pensadas en el momento y que no tienen ni pies ni cabeza, acerca de que los villancicos tradicionales son las canciones más macarras del mundo, que ríete de los niñatos que escuchan con asiduidad a Def Con Dos o Sociedad Alcohólica para creerse los tipos más duros y amorales e inflamar su ego (cosa que en realidad ni siquiera es así, los verdaderos amorales son los que, conociendo el tipo de sociedad en la que viven, eligen escuchar la música tontipop sin mensaje, o directamente cualquier tipo de música sin letra).

Pero en medio de mi speech de nuevo me vi cortado por (benditos sean) ese grupo de quinceañeros de corazón y cincuentones de físico que, tal y como me confirmaron mis dos amigas que estaban poniendo la oreja igual que yo, comenzaban a ponerse de acuerdo en su nuevo catálogo de canciones, que iba a consistir en: una canción por comunidad autónoma. Y así lo hicieron, formando un conglomerado del tipo:

ondiñas veeeeeeeeenen....
...Asturias de mis amoressssss...
...con la falda arremangadaaaaaaa...
...que no quiere ser francesaaaaaa...
...tornarà a ser rica i plena...
...es la tierra de las flooooresss...
...es el chulo que casti-ga...


Y así durante más de media hora. Pero cuando llegó el turno de cantarle a Extremadura, todos se quedaron en blanco, decidieron obviarla y pasaron a la siguiente comunidad. Y esto lleva a mi reflexión de hoy.


Extremadura es la típica comunidad-fantasma que no interesa a nadie que viva fuera de ella. Estoy seguro de que si se hace una encuesta en la península en la que se pida que se destaque algo extremeño que no sea el jamón pata negra, una gran parte de la población no tendría ni pajolera idea de qué responder. Es más, estoy completamente seguro de que si en Extremadura existiera un nacionalismo emergente, y se diera con un plan Joseluisrodriguezibarretxe, no habría ningún problema para darles la independencia desde la Administración central.

Y que conste que no tengo nada en contra de los extremeños, de hecho tengo muchos amigos que lo son (cámbiese la palabra "extremeños" por "homosexuales" o "gente de color" y creará el típico tópico de los programas-entrevista a lo Alicia Senovilla o AnaGarcíaLozano) y comparten esta opinión al ciento por ciento.

¡Qué pena!

domingo, diciembre 26, 2004

Soy un groupie

Lo conseguí. Ahora puedo mirar (y esta vez con razón) por encima del hombro a cualquiera que quiera hablar conmigo. Dejaré aquí lo que Saza me ha dejado escrito, pero aun así se perderá la magia que desprende ver su letra tan perfecta, con la caligrafía prístina de los genios de generaciones pasadas; pero al menos dejo constancia del mensaje:

Para Benjamín
Con todo mi afecto y simpatía
Un fuerte abrazo
José Sazatornil

Saza


No sé qué más decir. Me encuentro en éxtasis místico.

viernes, diciembre 24, 2004

Llinguel Bells

Hoy me he marcado dos objetivos claros:

1º) No ver el mensaje de concordia de SM el Rey don Juan Carlos de Borbón y Borbón. Pero ojo, no os vayáis a pensar que es porque por estas fechas me ha dado un ataque de buenrollismo republicano nacional o CarodRovireño, primero porque no tomo cava catalán como bien me ha sabido adoctrinar Curry Valenzuela desde su poltrona en Telemadrid, y segundo porque los principales impulsores de esta doctrina han sido Jaime Peñafiel y Don Fedeguico Jiménez Losantos por su crisis de fe en la institución monárquica en general el primero y la pérdida del Juancarlismo del segundo. Bueno, y además porque como lo echan en todas las cadenas estatales supondrá todo un reto apagar la tele o levantarse del asiento en el momento del sermón.




La sinpar Curry




El putoamo de la cadena de los obispos




A sus pieses, don Jaime




2º) Al familiar que se le ocurra coger el mando para quitar Homo Zapping de la tele en la media hora escasa que dure este, le arranco los dedos a bocaos uno tras otro. No voy a cenar en mi casa, pero me da igual. En esa media hora el mando ha de ser mío.




El programa mas txanante del año



EDITADO: Maldita sea, sólo he podido cumplir el primer objetivo, y sólo porque al parecer el último autobús salía a las 20:00, no he podido cogerlo a tiempo y he llegado como tres cuartos de hora tarde. Espero que Homo Zapping haya sido hoy un programa hortera de Nochebuena más y no me haya perdido nada.

miércoles, diciembre 22, 2004

¡Noticia bomba!

Y no, ya sé que el siempre erudito lector tipo de este blog (por supuesto que me uno al típico tópico de los entrenadores de futbol que hablan de que una vez confeccionada la plantilla, para él está formada por los mejores jugadores del mundo; yo trasplanto esto al mundo de los lectores de blogs perfectamente) habrá saltado a la primera pensando: "ya está, hoy va a hablar de la novela de Evelyn Waugh". Pues no, no es así. Hoy toca hablar de una noticia bomba de verdad.

¡Un actorazo de la talla de JOSÉ SAZATORNIL "SAZA", del que soy posiblemente su mayor fan, va a pasar las Navidades a escasos doscientos metros de mi casa! ¿Quién no ha reído, temblado de emoción, empapado el pañuelo en lágrimas o tenido que emplear la Fuerza para poder soportar la tensión erótica en cada uno de los personajes que él ha dado vida en las más de cien películas que engordan su currículum, con papeles como el de Anaskira Matuti en "Una vez al año ser hippy no hace daño", Saturnino en "el astronauta" o el entrañable guardia civil en "Amanece que no es poco"?

Lo peor de todo es que va a venir a pasar aquí las vacaciones porque es el tío-abuelo de la novia de un hermano de un colega mío. Vamos, que somos casi parientes y yo sin saberlo hasta hoy. ¡Cagontodoloquesemenea! Voy a hacer todo lo posible por conseguir un autógrafo suyo, sería el mejor regalo navideño que me habrán hecho jamás.



El Gran Saza

martes, diciembre 21, 2004

la extrema derecha

Anoche me dí una vuelta con un par de colegas por los garitos de mi barrio, Alutxe, y entablé una nueva intensa amistad más (de esas que duran un día o menos) para engordar mi curriculum.

Como habrá muchos lectores de este blog que jamás hayan pisado mi barrio ni tampoco tengan intención de hacerlo, tengo que describirlo concienzudamente. Hay un mito urbano propalado por cierta gente malintencionada que nos habla de que para salir a dar una vuelta por Aluche es imprescindible llevar una navaja. Otras lenguas bífidas prefieren ahondar en el mito de la senectud de sus habitantes. Pues bien, ambos son completamente ciertos. La población Alutxense está formada mayoritariamente por antiguos obreros ya jubilados, o por abueletes que, hartos de que en ciertas poblaciones del extrarradio las gentes del pueblo vecino les hurtasen con malos modos las zapatillas, decidieron buscar un lugar más céntrico para disfrutar de su pensión. La otra parte de la población, la joven, la conforman prostitutas asentadas aquí por su proximidad a su centro de trabajo situado en la Casa de Campo, delincuentes juveniles que disfrutan prendiendo fuego a los coches, jóvenes neonacis que intentan reordenar la sociedad a su modo, y los jóvenes de la más baja estofa, los más potencialmente peligrosos para la sociedad, la chusma que conforman los estudiantes universitarios en general y los de Filología en particular, que engañan a sus padres creando y alimentando en ellos la falsa ilusión de tener un hijo con título universitario y que se convierten en auténticas sanguijuelas que chupan la sangre y el dinero de sus progenitores. Todo esto esto enmarcado en la biosfera típica de este barrio madrileño que tiene como base de su ecosistema el aligustre, planta sin la que la mayor parte de las cosas que suceden en este barrio carecerían del todo de sentido.


Un aligustre bien cuidado, en mi barrio no lo están.

Pues bien, anoche compartí... ¡qué coño!, un joven ex-neonazi se dignó a compartir un par de horas de su valioso tiempo conmigo en un pub aluchense al que hacía siglos que no iba. Mantuve con él una intensa charla en la que me contó sus orígenes dentro del movimiento, en los que me explicaba vivamente que en realidad en el movimiento ultraderechista la base que parte el bacalao es la formada por el ala denominada Stormfront, en sus variantes estadounidense y europea, y que él conoció gracias a un vecino que le metió dentro de Ultras-Sur, el grupo radical de hinchas del Real Madrid, al que iba a ver siempre que jugaba en casa aunque en realidad su equipo del alma era el Atlético de Madrid (¿?); él sabía que no habría salido vivo del Bernabéu si el resto de los cachorros lo hubieran sabido. También me explicó los motivos por los que dejó de pertenecer a él, su vuelta al corrupto régimen democrático intentando sacar sus oposiciones a policía municipal... Tuvo que marcharse un momento para saludar al batería de uno de los grupos jevis (algún día volveré a ahondar en las raíces comunes de ambos movimientos con las opiniones de un experto en este tipo de música, si él me da permiso para que pegue aquí su último mensaje de correoelectrónico... PFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF) neonazis con más punch de la península prometiéndome volver, como así hizo para explicarme que ese chico para llegar a ese puesto de tanto privilegio tuvo que apuñalar a alguien. Generalmente una de mis aficiones es llevar la contraria por sistema a todo aquel que me expresa una opinión suya, pero con este chico hice una excepción demostrándome una vez más lo cobardemente prudente que soy.
Para terminar, durante el largo camino de vuelta a casa, el chico decidió acompañarnos mientras mis colegas se mantenían en un discreto e inteligente segundo plano y, viendo mi vena melómana, no dejó de darme nombres de los grupos nazis de moda del momento, que como si de un disclloquei me tratase prefiero no citar aquí en parte por pudor y en parte para quedármelos en exclusiva y disfrutarlos dentro de mi discografía personal.

La verdad es que llegué a casa completamente acojonado pensando que uno de estos días me iban a abrir la cabeza, por gilipollas.

domingo, diciembre 19, 2004

Vacaciones en Sodoma

Santiago

cíclopes anoréxicos y verdes
lenguas de sol grises y secas
un paseo a tres gritos: la ciudad.


LUIS LUNA



Según se va acercando la Navidad pasear por el centro de la ciudad se asemeja cada vez más a un deporte de riesgo. El ayuntamiento debería contratar a algunos señores que se encargasen de varear a las masas enfervorecidas que se abalanzan a buscar los regalos de los que más tarde se desentenderán, achacando su desmedida cutrez a que los haya elegido Papanöel o los Reyes Magos, según sea la costumbre de la familia publicitaria o tradicionalista. He tenido que caminar unos doscientos cincuenta metros a contracorriente por mi falta de previsión, mientras una miríada de marujas (las putas dueñas de las calles, ríete tú de las bandas macarras que pintó tan bien Walter Hill en su deliciosa Odisea moderna, la minimalista The Warriors) te empuja, te mete prisa, te acorrala y te insulta a la más mínima oportunidad que encuentra.


Después de intentar atravesar la calle de lado a lado un par de veces sin éxito, he dejado que la marea humana me arrastrase hacia donde querían ir, y he pasado una bonita tarde en la Fnac mirando embobado libros, dijcos, librodijcos, IPODes y demás trastos. A ver si alguno de estos me inspiraba lo suficiente para empezar a valorar el tipo de regalo que tengo que hacer para esa tradición tan superpopera y quinceañeril, pero que precisamente por eso sigo conservando y sosteniendo con tanto orgullo, como es la del amigo invisible. Como conozco los gustos de la persona que me ha tocado (afortunadamente), no tengo por qué darle demasiadas vueltas a la cabeza. Ya lo compraré otro día, que todavía me duelen los güesos de los empujones de hoy.

viernes, diciembre 17, 2004

Encuentros en la tercera edad

El número de historias apasionantes por metro cuadrado que pueden tener cabida en el interior de un transporte público es prácticamente ilimitado. Hoy he podido presenciar de primera mano una de ellas en la que han intervenido tres personas diferentes, a saber: una mujer de unos treinta años procedente de alguna de las nuevas repúblicas bálticas y ex soviéticas, un señor decente entrado en años que blandía entre sus labios orgulloso y amenazante un típico palillo hispánico (no hay que confundirlo con el palillo chino, mucho menos útil, manejable y cool que el patrio) que encaja perfectamente en el arquetipo que tengo de la frase todo un caballero, y un pobre diablo que al parcer debió catar unos manises en mal estado después de haberse tomado una botella de güijqui y le sentarían mal, que iba dando cabezadas en el asiento contiguo al de la chica ya presentada. Es decir, estamos hablando de un clásico triángulo amoroso.

La acción comienza nada más montarme yo en el metro, donde sabiamente me coloco en frente de la pareja borracho-rusa, donde el chico gracias a la táctica de hacerse el inconsciente (era sencillamente BRUTALLL darse cuenta de cómo entreabría los ojos para ver si la chica estaba desprevenida mirando para otro lado) conseguía de cuando en cuando y excusándose en un posible movimiento del vagón, posar su cabeza entre los senos de la chica, para después volver a erguirse y seguir haciéndose el inconsciente/dormido. La chica aguanto esta treta por tres veces, a la cuarta y fingiendo que tenía que bajarse en la siguiente parada, huyó cagando oxtias de allí y decidió sentarse en el asiento libre que quedaba junto al tercer personaje en cuestión, el abuelo putoamo, que muy amablemente empezó a darle conversación. Primero poniendo las típicas excusas en contra de la juventud actual (con las que estoy completamente de acuerdo) y en favor de nuestra nacionalidad: "no te vayas a creer que todos los españoles somos así, ¿sabes?, lo que pasa es que el chaval ese de allí está un pocooooo...(gesto con la mano simulando un porrón) tocao del ala, normal". La voz del señor mayor era cavernosa, dura, como curtida por la inhalación de cientos de miles de Ducados mientras esperaba sentado a que le tocase algún premio en la tragaperras de su bar preferido; sin embargo la chica debía de hablar mal el español o al menos muy bajito, y no conseguí entender nada de lo que decía, si es que decía algo; por lo que la charla en realidad fue un monólogo del caballero andante cincuentón, que hablaba a voz en grito, y del que sí se podían extraer frases del tipo: "tú no eres de aquí, ¿verdad?"; "¿y estás trabajando?"; "claro, porque allí igual estáis como estábamos nosotros antes, que nos teníamos que ir a Alemania, a Alemania, que mira que está lejos, y allí tol día dale dale y dale, ¿me entiendes?". El hombre se iba creciendo por momentos, consciente de su superioridad lingüística y moral y la seguridad que le daba el saberse mejor que el borracho compañero de la mujer en la parte anterior. Empecé a agudizar aún más el oído a partir de la pregunta "¿Y dónde vives tú? ¿Porque vivirás sola, o con alguien?" en el que comencé a notar que en realidad bajo el manto de caballero atento y servicial con el que comenzó su charla, se escondía un auténtico gigoló, una bestia sexual que, una vez divisada y seleccionada la presa, procedía a saltar sobre ella y devorarla como bien muestran estas últimas frases suyas: "Niña, no me estoy enterando de nada de lo que estás diciendo, ¿tú me entiendes a mí? ¿Me entiendes tú a mí?, para terminar con un apoeósico y castizo "Mecagoendios hija mía, estás pa ponerte un piso" final.

Lo que no entiendo es por qué la chica salió corriendo del metro en la siguiente parada, seguramente debió olvidarse algún bártulo en la estación donde tomó el tren y querría volver a recuperarlo.

miércoles, diciembre 15, 2004

Sueños

Sé que buena parte de los lectores de este blog que me conocen personalmente saben cuál ha sido el tipo de vida que siempre había soñado. Yo sólo podría haber sido una persona completamente feliz si hubiese vivido alejado de los hombres y muy cerca de las bestias, en algún recóndito lugar lleno de nieve y de inmensos árboles, ganándome la vida como leñador de alto standing, con el hacha apoyada en el hombro y una petaca llena de whisky, para poder beber sólo un poquito, porque el frío cala hasta los huesos y hay que calentarse cuanto antes, como sea.. Y así podría enfrentarme yo allí, completamente solo, contra todas las formas de la naturaleza de sol a sol, yo y mi hacha. Cortaría un árbol y le daría un trago a la petaca. Cortaría otro árbol mientras silbo la última canción de moda que hubiera llegado milagrosamente de boca en boca hasta este bosque perdido. Bien podría ser La vie en rose, Great balls of fire,la Marcha Radetzky, YMCA, El Cóndor Pasa o algo incluso más antiguo que todo eso. Y me echaría otro buen trago, uno doble antes de cortar el próximo árbol, que parece que se están multiplicando por momentos; me quitaría el hielo de la boca con una manga de mi camisa roja a cuadros y le daría un nuevo tiento al güijqui. Al siguiente árbol que cortase le echaría una meada antes, así todas las bestias sabrán que ese árbol es mío, sólo para mí. ¿Y por qué no rascarse la espalda al-estilo-oso contra uno de los troncos? Debería comprar una petaca más grande, de litro por lo menos. Y así llegaría todos los días a casa, tambaleándome del esfuerzo librado contra la Madre Tierra, abriendo la puerta de la cabaña de madera de una patada para sorprender a mi mujer amamantando a los cachorros, quitándole uno de los niños de los brazos mientras ella me dice que apesto a alcohol y yo le digo que no tiene ni puta idea, que no sabe distinguir entre el olor del viejo JackDaniels y el que te deja salpicado la resina cuando le das el golpe de gracia a lo que nos da de comer, que se deje de tonterías mientras le agarro un pecho y nos preparamos para dar cabida a un nuevo miembro del núcleo familiar dentro de nueve meses. Y así un día tras otro, hasta que no quedase ni una puta sequoia gigante en pie.

Lamentablemente la vida me ha alejado de la felicidad, primero haciéndome nacer en un país semidesértico, y después arrastrádome al siempre pernicioso mundo de la cultura y la universidad, dos términos que extrañamente la gente tiende a relacionar entre sí, cuando en realidad poco o nada tienen que ver. Quizá sea por esa supersticiosa costumbre de que el esfuerzo personal y la cultura llevan hacia el éxito, y en la confianza ciega depositada por la masa en los "especialistas", cuando en realidad tienen (tenemos) la misma o incluso menos idea de nada que el ciudadano medio/bajo, pero camuflando su (nuestra) incompetencia en una verborrea terminológica sin mácula. Así que nenes, nunca le pidáis consejo a alguien con título universitario. Avisados quedais.


El árbol de marras de mis sueños.

lunes, diciembre 13, 2004

Русский язык -- Norsk språk

Este año ha sido el de mi iniciación en las lenguas más raras que he podido encontrar. Estas lenguas debían cumplir dos condiciones para ser elegidas: la primera es su más completa y absoluta inutilidad; la segunda, que tardase menos tiempo en aprender a escribir la palabra que en aprender a pronunciarla, con lo cual quedaban completamente descartadas las lenguas orientales. A su vez, estas lenguas deberían otorgarme tres beneficios inmediatos: poder tirarme el pisto frente a los colegas, engordar mi curriculum vitae con un par de chorradas nuevas, y pasar de hablar medianamente bien el castellano y de saber un par de palabras básicas en otras lenguas (porquet en català, sciopero generale en italiano, petisuís en gabatxo, Nuff Said en inglés, Kristallnacht en alemán y tantas otras), a salir del terreno universitario como polilingüe declarado.

Así que las lenguas elegidas para tal efecto fueron , como bien indica el título del blog de hoy, la rusa y la noruega. Y la verdad es que estoy contentísimo con ellas. Por una parte porque me parecen tan escasamente útiles que consiguen atraer toda mi atención; y por otra parte, porque tal y como esperaba, puedo mirar sin reprimirme lo más mínimo hacia la derecha, hacia la izquierda, hacia detrás y al frente, y siempre encontraré una manada de perdedores y fracasados con la que me siento plenamente identificado. Sobre todo cuando consigo aprender alguna cosa medianamente importante (siempre teniendo como telón de fondo la absoluta inutilidad del idioma en cuestión, claro), como por ejemplo cómo pedir un vaso de agua en noruego (jeg vil ha et glass vann), siempre saltará alguien que te recordará el grupo humano al que perteneces preguntando algo del tipo pero si yo voy a un bar de Noruega y pido un vaso de agua, ¿me lo van a cobrar?

sábado, diciembre 11, 2004

Viatge al Toledo profund (y 3)

Antes de continuar con esta disección de personalidades quiero recordar a mis lectores que todas las conversaciones y los actos que estoy relatando se estaban llevando a cabo en el velatorio de la que era nuestra misma abuela, aunque quizá podéis pensar, no sin razón, que este tipo de charlas se hacían para distendir un poco el ambiente para que no nos acordásemos de que a escasos cinco metros de donde nos encontrábamos sentados charlando había un muerto. Puede ser, pero sólo os pido que tengáis en cuenta dónde me encontraba mientras sucedía lo que me dispongo a narrar.

Pasemos al siguiente de mis primos, al que podría definir como el avispao de la familia. Este hombre (ya es talludito, creo que tenía 38 años) de esqueleto ancho y achaparrado, es el propietario del Sí, pero poco, uno de los bares de moda del pueblo y cuyo nombre encierra todo un significado, el de recordarte una y otra vez que es un bar de provincias. Este hombre se fue hace unos cuatro años a Cuba a (supongo) confraternizar con la Revolución, ayudar en las labores de reorganización de las viviendas y apuntar las medidas sociales del régimen de Fidel Castro para exportarlo a la Castilla-La-Nueva sin raíces, en la que los lugareños han perdido la costumbre de dejar abiertas las puertas de sus casas, rindiéndose al ponzoñosamente egoísta neocapitalismo globalizador. Bueno, o quizá no fue a eso. El caso es que a los dos días de su estancia en La Habana se enamoró perdidamente de una jinetera 15 años más joven que él, y decidió casarse con ella. Así llevan ya unos tres años de feliz matrimonio, él tratando con los proveedores, ella sirviendo sóla por las noches a los lugareños detrás de la barra del bar. Aunque claro, las lenguas tienen la virtud de ser casi siempre viperinas, y llegó a mis oídos antes de irme de que a la chica esta le habían puesto el cariñoso mote de la golfilla, aunque yo por supuesto no le doy ninguna credibilidad a esta noticia.

Con el inicié una profunda conversación acerca de Cuba, que bien puede resumirse en lo siguiente.

- Pues que sepas que ellos tienen dos clases de plátanos: uno que es básicamente como el que tenemos aquí y que es dulce, que lo utilizan como postre y otro más grande, que lo usan para freír y mezclarlo con arroz que se llama...

- ¿Banana?

- (mirada de incredulidad del primo) Sí, ¿la has probado alguna vez?

- Sí bueno, alguna vez que otra.

- Pues que sepas que allí hay muchos productos que no se conocen y que te cuestan un ojo de la cara, como por ejemplo el tomate, pero luego tienen una fruta que está riquísima, que es como ovalada o redondeada, que la abres y parece como un melocotón...

- El mango.

- (Mirada pasmosa y feliz, ya habñia encontrado a su alma gemela) Si! ¿Lo has probado? Pero si aquí no hay mango por ningún sitio. ¿Qué te lo han puesto, en un restaurante o algo así?

- Es que en Madrid hay alguna que otra tienda que importa frutas exóticas (mientras estaba pensando dejcaradamente en la sección de frutas y verduras de un erojqui cualquiera).

- Pues nosotros le pedimos siempre a mi suegra que nos mande mangos, que mi mujer los prepara que no veas, te estás chupando los dedos de aquí al San Roque (¿? Este último comentario no lo entendí del todo bien porque seguramente me faltaban los datos contextuales necesarios, pero no quise que me lo explicara dado que acabábamos de formar los vínculos de amistad que nos unirán de aquí al resto de mis días).

- (Aparición sorpresiva y estelar (bueno, una de tantas) de mi primo Manolito, que se veía a la legua que quería entrar en la recién formada panda) Pero tengo entendido de que lo que más hay en Cuba son pobres, ¿no? (mirada desdeñosa de mi otro primo y cariñosa de mi parte, dándole a entender que por mí podría estar dando ese tipo de desparramamiento de camiones rebosantes de caviar todas las veces que él quisiera).

Por último, y no por ello menos importante, quiero hablar de dos primos a la vez, ya que son pareja sentimental. Lo cual parece muy modernillo porque desde un punto de vista racionalsocialista rompe todos los moldes de la estructura tradicional de la familia, y queda txupiguay y de rollito sigloXXI este tipo de relaciones incestuosas en series como Los Serrano; cuando en realidad las bases de poder de toda la puta vida se han realizado mediante este tipo de relaciones endogámicas. Por eso los más viejos del lugar sólo se mojquearon de cara a la galería durante los primeros meses de relación, para acabar aceptándolo como un hecho más. Por eso ninguno de mis primos se inmutó lo más mínimo mientras ellos dos se estuvieron dando el lotazo toda la noche delante de nosotros ora apoyados en una pared, ora tirados en un sofá, ora yéndose al servicio cada dos horas. Así que he de reconocer que mientras unos fantaseaban con las infinitas virtudes de la dieta cubana, otros se magraban salvajemente frente mis narices a escasos metros de un muerto, otros dudaban entre las posibilidades del CSKA de Moscú o del Rosenborg para llegar al cruce de octavos de final, y otros me contaban la frejcura de sus primeros escritos cuando tenían diecisiete años, un par de veces no pude resistirme y me excusé ante ellos para salir fuera al patio para poder partirme la caja de risa en una digna soledad.

El día siguiente al entierro de mi pobre abuela me despedí con los ojos bañados en lágrimas de ese microcosmos tan alucinante, con el que estoy seguro de que cualquier persona con talento tendría material de sobra para ejecutar una obra maesrtra en cualquier formato artísitco, que estaba dejando atrás y que estaba completamente convencido de que no volvería a ver nunca.

viernes, diciembre 10, 2004

Viatge al Toledo profund (2)

Al segundo de mis primos (una pena que no conociera a ninguno, ahora mismo me estoy dando de cabezazos contra la pared por ello, porque sería un orgullo para mí lucirlos por las calles y los baretos más selectos de Madrid jactándome de que somos familia) que quiero destacar en esta sección creo que merece la pena describirlo aunque sea mínimamente. Un caballero con media melena tirando a trej cuartos y bigote de chicano, que medía cerca de metro setenta y rondaba los cuarenta años, con unos preciosos zapatos castellanos de color negro bien conjuntados con unos calcetines blanquecinos (no eran exáctamente blancos) de esos de los que surgen una especie de correas marrones que sirven para atarlos en la espinilla e impedir que bajen, pantalones de pana amarillos chillón y un prodigioso plumas oscuro salvo en la zona de los hombros (donde habitualmente se aloja la caspa) que gozaba de unas pintorejcas pinceladas estilo impresionista de verde fosforito, respondía al siempre agradecido nombre de Manolito.

Manolito se tiró toda la velada nocturna haciendo conjeturas acerca de los posibles enfrentamientos que se podían dar en la ronda de octavos de final de la Champions League en voz alta sin que nadie se lo preguntase, e intentando meter baza en la sesuda conversación acerca de Cuba que mantuvimos un tercer putoamo del grupo de mis primos y yo, sin ningún éxito aparente, aunque cada uno de sus comentarios quedó grabado a sangre y fuego en mi subconsciente y me los llevaré a la tumba pfffffffffffffffff qué puto crack.
Ah por cierto, casi se me olvida comentar un pequeñ detalle sin importancia, que es el de que ante la insistente pregunta por parte de todos los primos que le conocían "¿y tú cuándo te vas a echar novia, Manolito?", este sonreía tímidamente enseñando los dientes, bueno, mejor dicho los paletos y los colmillos, ya que sólo le quedaba el hueco de cada una de las muelas de la parte superior izquierda de la boca.


Ninguno de éstos es mi primo Manolito, pero es la primera opción que salía poniendo este nombre en esa prodigiosa fuente de información que es el buscador de imágenes Google.

No se pierdan el próximo capítulo de la Saga de los Primos mañana a esta misma hora.

jueves, diciembre 09, 2004

Viatge al Toledo profund (1)

En estos dos días he conseguido reencontrarme con mis raíces. No os creáis esas absourdas y modernas teorías que reniegan de la importancia de la familia. La familia lo es absolutamente TODO, no puedes explicarte a tí mismo por qué eres como eres sin antes haber hecho una visita a los genes que más se parecen a los tuyos.

Nada más llegar al cortijo familiar (no encuentro una palabra más adecuada para describir un solar en el que se edificaron cinco chaleses adosados uno pegado a otro y separados de la calle por una puerta de metal de unos cuatro metros de alto) conseguí distinguir una frase de una conversación con la que no podía estar más de acuerdo entre tres o cuatro señores mayores de pueblo que poco después descubrí que eran tíos míos: esto no se va a arreglar hasta que venga un nuevo Franco. Al parecer eran fans del cancerbero argentino del Atlético de Madrid, como yo.

Pero la verdadera velada provinciana-y-de-retorno-a-las-raíces se mantuvo en un continuo estanbai hasta la noche en la que los nietos (para aquel que no esté muy al día de la terminología familiarejca, mis primos y yo) nos quedamos para velar el cuerpo de mi abuela; ahí fue cuando estreché los lazos con los miembros más jóvenes del clan y pude consolidar la sentencia que ya comenzaba a pergeñar para mis adentros: ¡Esta generación del apellido Quintanar está conformada por un hatajo de freaks!

Para abrir boca empezaré con el más joven de todos ellos, un mutxatxo que había descubierto su verdadera sexualidad (eufemismo para no utilizar la políticamente incorrecta y proscrita palabra marica si esta no sale de los labios de un homosexual) al que el pueblo se le había quedado ya muy pequeño y que decidió marcharse de allí porque al parecer era la comidilla de los chismorreos del lugar porque, como siempre estaba así como muy animado las malas lenguas le acusaban de ir siempre enfarlopado hasta las cejas. Por eso se vino a vivir a la capital, pero también se ha sentido desilusionado porque la ciudad se le ha quedado pequeña y prefiere triunfar en nueva york, ya que para eso ha estado un año estudiando arte y ensayo. También le gustaba mucho escribir, sobre todo ciencia ficción, y tendría ya como cosa de tres mil páginas escritas; y estba muy muy orgulloso de una de sus cuentonovelas en la que el argumento-base era que en el año tresmilcientocincuenta de nuestra era, las mujeres se habían extinguido de la faz de la tierra y los hombres se reproducían mediante la clonación. Pero unos científicos descubrían una ciudad septentrional (¿?) formada únicamente por mujeres, que para conseguir mantener su genética habían mutado en vampiresas que cazaban hombres, los hipnotizaban y copulaban con ellos para después matarlos muy muy muy cruelmente. Pero eso sí, tenía que decir que escribir escribía mucho pero lo que le costaba bastante más trabajo era leer (pffffffff), pero que últimamente se estaba forzando a ello y que quería empezar a leerse su primer libro, que eligió así mitad por azar y mitad porque se lo recomendó un amigo suyo que es muy listo, y que era el Código da Vinci, que si yo lo había leído.

El pobre no se había dado cuenta de que estaba hablando con la personificación del rencor, y me abrió su corazón de par en par en los cinco minutos que duró toda esa parrafada. Bendigo a Dios por ese don que me ha otorgado de hacer que todos los desconocidos con los que me encuentro vean en mí un espíritu afín y se decidan a contarme hasta el más vergonzante de sus secretos. Lo malo es que no puedo transcribir de una manera digna las dificultades de pronunciación de este chaval, que siguiendo el manual de estilo de Carlos Pumares, le ayudará a triunfar en el mundillo cinematográfico, porque los actores jóvenes, como bien conocen todos mis lectores, no saben vocalizar.

Creo que con esto es bastante por un día, mañana seguiré con este despiece genealógico. Estoy seguro de que esta historia queda mejor contada por fascículos.

martes, diciembre 07, 2004

D.E.P.

Hace escasamente una hora ha muerto mi abuela. Era la última que aún vivía de mis cuatro abuelos. Hoy quiero dedicarle este blog.

Ha muerto a los 101 años en el pueblo en el que nació y vivió durante toda su vida. Sólo ha conocido las caras de las cerca de doscientas personas que viven allí. En su partida de nacimiento indica un nombre; en la iglesia del pueblo estaba firmada bajo otro nombre, y en la calle la conocían por otro completamente distinto, por lo que nunca supimos cómo se llamaba verdaderamente.

Nunca pesó más de cuarenta y cinco kilos y tuvo siete hijos y cuatro abortos; ha vivido la guerra y la postguerra. Ha visto caer monarquías y repúblicas, y para ella nada de eso tuvo nunca el más mínimo interés, porque su vida siempre fue igual de dura. Primero porque no dejó de trabajar en el cammpo hasta los setenta años, cuando le empezaron a fallar las piernas y tuvo que comenzar a acompañarse con muletas para pasear por la plaza del pueblo. Cada año sus paseos eran más cortos. Segundo, por la batalla que los propios hijos que se quedaron en el pueblo empezaron por su herencia, delante suya y aún en vida. Es nauseabundo ver cómo se pelean por cuatro putos duros de mierda estas mentes catetas cerradas de pueblo. Muchos, al ver que vivía tanto la repudiaron y no quisieron cuidarla, pero mi abuela, en ese extraño afán de querer defenderlos hiciesen lo que hiciesen, siempre les encontraba alguna disculpa por su comportamiento. Yo dentro de un par de horas estaré estrechando sus manos en señal de duelo, a esa gente que sólo merece mi más completo desprecio.

Hace más o menos cinco años, le dio un derrame cerebral del que los médicos le dieron muy pocas esperanzas de poder salir. Al saberlo, toda la bandada de buitres se cernió en torno a ella. Pero ella se repuso del todo, y muchos de mis tíos se fueron refunfuñando a sus casas. Desde entonces no he vuelto a ir al pueblo; me dan vergüenza ajena.

Pero prefiero hablar de mi abuela. Recuerdo cuando yo era un crío, con cuatro o cinco años, y me regalaron un dinosaurio hinchable de más de un metro y medio de alto, y lo colocaba en la puerta de la habitación de mi abuela para que se asustase cuando la abriera. Mi abuela le tenía pánico a ese bicho.

No sé qué más escribir, me están metiendo prisa porque tenemos que coger el coche e irnos ya. Supongo que pasado mañana volveré y terminaré este blog de la mejor manera posible.

Resaca

This is the wind, the wind in a field of corn.
Great crowds are fleeing from a major disaster
Down the long valleys, the green swaying wadis,
Down through the beautiful catasthophe of wind.


James Fenton

Generalmente leo poesía cuando tengo una resaca de mil demonios. Como hoy.
Lo hago porque es una de las pocas cosas de las que me siento capaz de hacer en este estado, porque es entonces cuando encuentras el sentido oculto de la poesía. Ya no trata de ideas o de sentimientos que, tal y como estás, eres incapaz de procesar, sino que se convierte en una salmodia, en una concatenación de palabras que se engarzan rítmicamente unas con otras, y que suenan como los ángeles. Es algo parecido a escuchar a alguien recitando en un meloso idioma que no conoces.

Después me he tirado tres horas escuchando música (no tengo DVD y el cine no es una de mis grande pasiones). No puedo hacer otra cosa más que recomendar encarecidamente el álbum Le Jazzbeat! vol.1, una auténtica maravilla con joyas de Claude Vasori o Vincent Geminiani que todos deberíamos escuchar aunque sólo fuera una vez en la vida; yo ahora me veo incapaz de escucharlo menos de una vez por semana.



Hasta que al fin pude levantarme, ponerme mi tres cuartos de oficial de la Gestapo, y con los ojos inyectados en sangre, asesinar a la gente con la mirada. Una pena que hoy sea el día en el que nuestros prebostes se arrejuntaron para conformar la Constitución, y que, por tanto, la gente para celebrarlo cierra la gran mayoría de los bares y se encierra en casa. No había ni un alma por las calles de Aluche, que hoy más que nunca se asemejó a la phantasmopolis clariniana de Vetusta.

Menos mal que después del paseo una noticia de esas que marcan un hito informativo me sacó de un golpe de ese extraño estado de duermevela en el que llevaba metido todo el día, y me di de bruces con nuestra encantadora realidad cotidiana: el matrimonio Beckham ha reconocido en una entrevusta que tienen pensado bautizar a su tercer retoño con un nombre español; y no han encontrado ningún otro nombre más bonito para la criatura que el de San Miguel. ¡Poj claro! Anda que no me está reconcomiendo por dentro el que dos protestantes hayan sido los que hayan encontrado esta fabulosa solución para aplicar y colocar en la vanguardia como Dios manda el clásico santoral católico. Se acabaron las Llésicas y los Quévines, Viva San Miguel!

jueves, diciembre 02, 2004

Misterios de la Fe

Os he de avisar, mis queridos y únicos lectores, de que tengo una hermana. Por lo general vive y trabaja en Londres desde hace diez años, y viene a Madrid (su Patria-chica) poco tiempo, cuatro o cinco días y una o dos veces al año. Pues bien, estos últimos días ha estado en Madrid; y además de traerme un par de dijcos como es habitual, y comentarme lo que realmente se lleva de verdad en Londres y lo que ha pasado ya como una moda pasajera, y salir por ahí a tomar alguna que otra cervecilla, trajo involuntariamente el tema del blog de hoy.

Una de las cosas que demuestran el cosmopolitismo y la prosperidad de los pueblos son las noticias de sus periódicos. Si comentan golpes de estado, descubrimientos científicos, injusticia social, precariedad laboral, campañas de apoyo al tercer mundo o en contra de la telebasura, vida cultural y demás tipo de cosas sin ningún interés (sea su orientación política de derechas o izquierdas, eso da absolutamente igual), nos encontraremos sin duda en una república bananera o algún país en-vías-de-desarrollo; sin embargo cuando un periódico hace un publirreportaje digno del mejor periodismo de investigación acerca de las apariciones de personajes famosos y mitos del Cristianismo en alimentos tales como sángüiches, tostadas o bollos de cafetería; o en la agria polémica levantada entre la población por la resurrección del hamster que estuvo muerto durante más de cuatro minutos, entonces ahí no nos podrá quedar duda alguna: vivimos en un país libre y civilizado.

Es decir, hasta que los tabloides no amanezcan y prosperen en nuestro país, estamos completamente perdidos. Ójala llegase hasta nosotros un diario tan bueno como el Deili Meil, pero aunque hemos tenido buenos intentos como el diario La Razón (su fotomontaje poniendo clics de playmobil sobre el mapa de España quedará frejco en mi memoria durante el resto de mis días) aún no han terminado de cuajar bien. Dios quiera que arriaguen pronto.





Para predicar con el ejemplo...

viernes, noviembre 26, 2004

Spiegelman

Madrid ha vuelto a superarse a sí misma.

Hoy he hecho la visita tradicional de todos los años por estas fechas para confundirme entre las masas y adorar la manifestación más cultural y que mejor identifica al pueblo madrileño. Ni museos del Prado ni galerías de arte ni oxtias: lo que realmente funde el arte con el pueblo y con la vida es el Cortilandia. Y este año le ha colocado en la vanguardia mundial del arte y la cultura. Desde este pequeño y humilde blog quiero felicitar a los creadores del Cortilandia de este año por el homenaje a ese genio del comic, a ese brillante ganador del premio Pulitzer llamado Art Spiegelman y, más concretamente, a su obra MAUS.


Los malvados gatos persiguen al pueblo ratón

miércoles, noviembre 24, 2004

Ropita de bebé

Llevo unos cuantos días afectado por uno de los virus más terribles que se han propagado por occidente en los últimos años: el del aburrimiento. Y eso que hago todo lo posible por curarme: zapear por todas las cadenas, escuchar todo tipo de discos, mirar todo aquello digno de llamar la atención, pero nada, no hay manera. Incluso he arriesgado mi vida poniéndome enfrente del espejo del baño y pronunciando tres veces seguidas el maldito nombre de Candyman para ver si el malvado hombre de color con garfio incorporado aparecía; pero todo ha sido en vano.

Ahora son sólo los recuerdos, las cosas que me han pasado hace mucho tiempo y que me entretuvieron, los únicos que hacen que piense que no he tirado mi vida por el retrete. Bueno, eso y el programa de Federico Jiménez Losantos de la COPE, al que considero como un maestro, el Carlos Pumares del mundo de la política. Con él he aprendido, por ejemplo, que el ABC es un diario de marcada tendencia progresista a demonizar, que ha perdido su condición de faro de los auténticos valores cristianos eternos del país, y que ahora es un vástago más pseudopolanquista que sigue los pasos de todo lo que le dicta El País y su grupo empresarial. Remarco una sentencia dicha por él: poco falta para que el ABC se convierta al Islam y pase a llamarse diario Al BeCé. Qué putoamo.

Y me da por recordar el cuento que escribió un amigo mío, al que sabiamente le dio por título Ropita de Bebé.
En él, a grandes rasgos, cuenta la historia de un adolescente de 35 años que baja todos los días de casa de sus padres al parque de debajo de su terraza a tomarse unas litronas con sus colegas macarras. Pero él va impecablemente vestido, con su niqui, su polo de Lacoste amarillo anudado al cuello, su camisa azul cielo, sus pantalones bien planchaditos con raya, sus zapatos castellanos enseñando buena parte de sus calcetines de tenista; y siempre que baja los amigos le saludan con sorna con un "Jei, ropita de bebé!" que le avergüenza delante de sus amigas 35añeras.

Y así un día, y otro, y otro, días calcados a todos los de años anteriores.

Pero un día el joven explota, no soporta esa humillación continua; decide que su madre no volverá a elegirle la ropa y se va a las tiendas de la calle Fuencarral a renovar su vestuario. Se compra sombreros de cowboy y de gangster italiano de los 50, pantalones de pana a rayas y acampanados, cinturones Drakkar, zapatos italianos, camisas de cuello Mao, trajes a medida, corbatas anchas, relojes de pulsera minimalistas, gafas de pasta, se tatúa el lado izquierdo del cuello en caracteres del alfabeto Passepa y se compra la colección completa de lentillas de fantasía. Llega a casa de sus padres, donde le miran con lágrimas en los ojos; elige uno de los muchos modelos que había comprado y baja al parque, al banco donde le esperan los colegas comiendo bolsas de gusanitos Risi, hecho un pincel, digno de portada de revista-para-metrosexuales o de presentador de canal plus. Los amigos le miran de arriba abajo y después fijamente a los ojos, y le saludan con un tranquilo y normal "¡Qué pasa, ropita de bebé!".

Y nuestro joven protagonista vuelve cabizbajo a casa, incapaz de compreder por qué su nuevo cambio de look no había surtido el efecto que él esperaba.

Pero no cejó en su empeño. Siguió comprandose más y más ropa; y probaría con todos los estilos posibles hasta dar con el perfecto para que sus compañeros dejasen de saludarlo con ese mefistofélico apodo. Y así compró nuevos atuendos de rapero, de punqui, de nazi, de postmoderno, de jipi, de rocabili, de mod, de psicodélico, de jevi, de snob, nuevorromántico, ska, rastafari, comunista, ejecutivo, bakala, popi, obrero, alternativo, friqui, glam, remember, chandaldeyonqui, turista, surfero, paleto, travesti, jipjopero, cosladeño, indio americano, esqueiter, gitano y gondolero. Pero todo fue en vano: recibía siempre el mismo saludo al llegar al banco del parque. Nuestro treintaycincoañero favorito se hallaba completamente desolado. Acabó con su cuenta corriente, pidío tres préstamos a diferentes entidades bancarias e hipotecó la casa de sus padres. Se compró tanta ropa que hasta hubo de alquilar un almacén en las afueras para poder amontonarla. Pero siempre recibía el mismo saludo.
Hasta que un día, a punto de abandonar todo, decidió preguntarle a un amigo del grupo por qué seguían llamándole Ropita de Bebé.

Y el amigo le respondió: "Al principio te pusimos el mote de Ropita de Bebé con desprecio, por la forma tan retrógrada que tenías de vestirte; pero fueron pasando los años, y lo que en un principio era desprecio se fue convirtiendo poco a poco en admiración: la capacidad de aguante que demostrabas con el nombre que te habíamos puesto hacía que nos sintiéramos orgullosos de tí. De hecho, el día que bajaste con tu nueva ropa habíamos hablado antes entre nosotros, y nos habíamos puesto de acuerdo para proclamarte jefe de la panda. Pero entonces llegaste con tu nuevo uniforme, y nos decepcionaste. En ese instante comprendimos que tu postura impermeable hacia aquel mote no era más que eso, una postura, un mito. Y descubrimos que ese mote te jodía de verdad. Así que da igual cómo te vistas ahora, nosotros te seguiremos llamando ropita de bebé".

Y dicho esto, el amigo le dio la espalda con desprecio. Y Ropita de Bebé sintió como se le iba cayendo el mundo encima.

Éste era, más o menos, el argumento del cuento que escribió mi amigo tiempo atrás. Y de él seguramente se pueden extraer varias moralejas; yo he sacado una:

Ataca a los amigos en el punto donde sabes que más les duele, pero siempre siendo cordial.

martes, noviembre 23, 2004

Castigo Babel

En el blog de hoy voy a intentar hablar acerca del programa más cool que se emite actualmente en la parrilla televisiva, aunque me parece tan difícil de transcribir a un medio no-visual que... Bah, dejémonos de circunloquios.

El domingo por la mañana volví a casa temprano después de salir de mi casa (a hacer footing, trekking, smoking y todas esas cosas sajonas que te ayudan a estar en forma) unas diez horas antes y, mientras estoy haciendo el desayuno, enciendo la tele y me encuentro con este prodigio, paradigma de las nuevas sociedades estilo siglo XXI: TELENOTICIAS SIN FRONTERAS.

Para los que no hayáis visto nunca este programa, y para mis innumerables lectores de las colonias americanas-africanas-asiáticas o del resto del bárbaro globo que no entra dentro de la definición de Madrid Capital-del-Imperio i Faro-de-Occidente, hay que explicar que el Telenoticias sin Fronteras es un espacio multicultural en donde las diversas comunidades foráneas que se ven representadas por las calles de nuestra ciudad se puedan poner en contacto unas con otras, y puedan ver reflejadas sus ideas, sus inquietudes y sus propias costumbres en el espacio madrileño, así como estar informadas acerca de los sucesos que acaecen en sus países de origen en su propio idioma.



O lo que es lo mismo, poner a una china, una rusa, una mora, un chulo latino y un guiri irlandés en el mismo plató, y hacer que unos se den paso a otros en español para dar las noticias de cada uno de sus grupos en sus idiomas natales. Es decir, a la china le toca tol sudeste asiático (Camboya, Laos, Vietnam etc) más China y Japón, es decir, países que tienen mucho que ver entre sí; y lo comenta en chino; la mora habla de Marruecos, Palestina, Afganistán, Somalia etc, en árabe; la rusa, de Bulgaria, Estonia, Polonia, Eslovaquia, etc, en su Русский язык natal y así ad nauseam. Queda tan cosmopolita y moderno...

Una pena que no se entiendan entre ellos, cada uno diga una cosa diferente, sonría y después pase de contestar y vaya a su aire durante los minutos de su sección. He de reconocer que de los cinco presentadores de programa hay dos que quedaron más prendidos en mi pupila que los demás. La china se ganó mi corazón al responderle algo en un español más bien chirriante a la mora, y dar paso también en español a las imágenes de un torero que había triunfado en la primera corrida de toros asiática de la Historia celebrada en shanghai; y cuando se acabó el vídeo apareció el segundo presentador PUTOAMO del momento, el sudamericano (¿los sudamericanos no entienden los informativos autóctonos nuestros? ¿Para qué está este ahí? Maldito buenrollismo racista) suelta una gracieta maja a la china respecto a la corrida de toros, la china se le queda mirando sonriente y, tras medio minuto de tenso silencio (el sudaquita (así parece menos despectivo, ¿verdad?) esperando la respuesta de la china; la china pensando en qué coño le habría preguntao éste; los demás pensando en por qué están todos callados), acabó con un "bueno tu turno Pajcual (nombre ficticio del presentador de la sección de noticias del centro y sur del continente americano), ¿qué más nos tienes que contar?" salido de los labios de la exótica presentadora del extremo Oriente.

Y el programa me pareció una metáfora tan colosal de la incomunicación de los grupos humanos dentro de la megalópolis en la que vivo, que no pude hacer otra cosa más que mojar, con movimiento acompasado y subconsciente, la madalena en el café con leche ora con esta mano, ora con la otra; y mirar con la boca abierta la pantalla durante más o menos media hora, hasta que decidí acostarme y meditar profundamente acerca de todo lo que había aprendido en tan corto espacio de tiempo.

jueves, noviembre 18, 2004

Ex Libris

El que avisa no es traidor, he aquí la sección Sanchezdraguesca de este blog.


"Querido diario:

Esta semana me he leído cuatro libros. Para abrir boca empezaré con Die Legende vom heiligen Trinker**, una deliciosa fábula de Joseph Roth que nos narra la, a veces aventurada, a veces desagradable historia de un vagabundo borracho del París de los años 30 que debe devolver doscientos francos a Santa Teresa de Lisieux, que se los ha dado en préstamo por medio de uno de sus representantes católicos en la Tierra. Un libro muy entretenido y que se lee muy rápido que ahonda en la relación entre el vino y lo milagroso. Y además no tiene moraleja.







Después me leí A Madrid, por capricho de la escritora posmoderna Francisca "Fanny" Rubio. Fanny actualiza la vetusta novela de viajes en la que se cambian los antiguos galeones, zepelines, globos, y los parajes exóticos de grandes selvas, inmensas estepas heladas y culturas indígenas prehistóricas por algo tan prosaico como un viaje en RENFE desde Granada hasta Madrid. La protagonista, inspirándose en el evocador paisaje manchego, se dedica a darle la brasa a sus compañeros de compartimento contándoles la historia de su vida a base de monólogos, desde cómo fue su infancia hasta (cómo no) cómo tuvo que separarse del verdadero amor de su vida, un anarquista que hubo de exiliarse por aquella catástrofe histórica que fue la Guerra Civil. La pregunta es: ¿Se puede escribir una novela en este país en la que no aparezca la guerra civil de por medio? Aun así, y reconociendo que me exasperan per se las novelas guerracivilejcas no por el tema en sí, sino por la continuha falta de imaginación que emplean una y otra y otra vez los Padres de la Cultura Hispánica, si intento ser objetivo he de decir que la novela está cargada de lirismo, bien escrita, y que Francisca Rubio ha desarrollado bien un personaje de casi ochenta años.





El toque de auténtico aspirante a filólogo se lo da a esta lista el Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes? de Enrique Jardiel Poncela. Reconozco que tomé muchas precauciones ante este libro, pero me ha sorprendido gratamente: aunque en general es bastante flojo, hay algunos capítulos verdaderamente originales y que han conservado su frescor; y creo que sólo por ellos merece la pena la lectura de este libro. Aunque cuantitativamente parece fácil que algunas páginas de este libro sean buenas, ya que consta de unas quinientas cincuenta. Jardiel nos cuenta la historia de Pedro de Valdivia, un Don Juan que ha conquistado más de 36.700 mujeres, que se encuentra con la horma de su zapato, Vivola Adamant, que a su vez ha pasado por los lechos de más de 37.000 hombres.





Y de postre, The Restoration of Arnold Middleton** de David Storey; una obra de teatro escrita para ser leída que sigue los pasos del Teatro del Absurdo beckettiano. Cuenta la situación de un profesor de escuela completamente amoral, que persigue a sus alumnas y gasta todo su sueldo en armaduras medievales , de su neurótica mujer, que cree estar casada con un dios, y de la madre de ésta, una sesentona por la que el profesor siente una cierta atracción que termina en adulterio. No está mal.





Y esto ha sido todo. Un placer hablar contigo, querido diario."



** Que sepáis que siempre pondré los títulos de los libros de escritores extranjeros en su lengua original (hay que hacer todo lo posible por aparentar ser cool). Los que quieran saber cuál es su título traducido, no me queda otra opción más que señalar el enlace con el que seguro todos habéis jugado alguna vez.





E.L.E.V.E.N.

Supongo que debe de haber una máxima no-escrita en los blogs, que es que cuando no tengas nada mínimamente interesante que contar, te tires el rollo cultureta y comentes todos los libros/discos/librodiscos que te has tragado en los últimos días. Yo, por supuesto, no me voy a sustraer de hacerlo; he tenido grandes maestros.

Pero antes, he de decir que llevo durante todo el día tarareando una canción que escuchaba mucho cuando era bastante más jovencito que ahora y una fina capa de pelusilla dominaba la zona donde ahora crece un frondoso bigote. La canción es E.L.E.V.E.N (El famoso encuentro entre Matt Murdock y Ray Charles), que se publicó en el vinilo titulado Menos Mal Que nos Queda Portugal por Siniestro Total en 1984. La letra era bastante sencilla:

- Matt, ¿dónde estás?
- ¡Ray, no te veo!

Así durante más o menos dos minutos.


martes, noviembre 16, 2004

Fashion Victim

Cada día estoy más seguro de una única cosa: soy un completo retógrado que sería muy feliz sentado en un banco de un parque cualquiera, mantenteniendo agrias conversaciones con gente de la tercera edad, y jugando o comentando partidas de petanca durante el resto de mis días. Pero hay algo, una especie de maldición cíngara que me arrastra sin remisión hacia los caminos de la posmodernidad y que borra del todo cualquier tipo de apego hacia una vida sana y feliz.

Hoy he estado en la Fnac con la firme intención de desarrollar un poco mi faceta de degustador de obras maestras de la música del siglo pasado y comprar Maiden's Voyage, un estupendo disco de Herbie Hancock. Os pondría algo de la vida, obra y milagros de este señor ya algo acartonao pero, qué coño, para eso ya está el google si queréis buscarlo; basta decir que muchos seguramente habréis oído alguna vez su Cantaloupe Island o alguna de sus innumerables versiones, desde la que hicieron Pucho & the Latin Soul Brothers en su tiempo hasta la que, si sois mucho más modernos y buenrollistas, sacó ese grupo de raperos a mediados de los noventa llamados Us3 y seguro que todos conserváis en alguno de vuestros dijcos de la época, bien recopilados como el Boom 7, bien entre los de 2 Unlimited, M People, Culture Beat, Real 2 Reel y tantos otros grupos de culto que dio esa (afortunadamente lejana) década.

Lamentablemente, como siempre que me paso por la Fnac con un objetivo claro entre ceja y ceja, no doy con él, así que me doy el típico paseo por el itinerario Música clásica - Músicas del Mundo - escaleras automáticas que bajan a la sección de discos Pop-Rock y me quedo en esa planta, mirando a ver cuáles son los artistas que parten el bacalao ahora, si sigue estando Manu Chao en las listas de más vendidos de la Fnac con el disco que sacó hace 5 años o ver si Fil Colins había sacado nueva OST de alguna peli de Disney. Así me encuentro con un disco que me llama la atención. China Soul, disco del que no había escuchado ninguna canción antes, pero sí del artista que lo ha perpetrado, Pedro Vigil. Su anterior disco, Exquisita Decadencia me había gustado bastante, ya que la gran mayoría de sus canciones tienen un cierto toque sesentero, de Lounge, y además no metía demasiados sitares, didgeriduses, vibráfonos y demás mierda moderna que tanto le gusta al joven compositor español medio. El sonido Lounge siempre ha sido cálido, alegre y estresante a la vez, como si fuera una máquina blanda de demoler subconscientes (siempre he pensado que los sajones idearon el Lounge con vistas a un posible invierno nuclear). Y este Exquisita Decadencia tenía además el acierto de que alguna de sus canciones hacía que pensases en la época en la que existían aún platillos volantes, que sobrevolaban una megalópolis en blanco y negro colgados por un hilo a veces invisible y otras no, dependiendo de la pericia del cámara. Así que recordé todo eso de golpe, ví su precio (unos asequibles 9 euros)y lo compré.


Jamás escarmentaré. Qué craso error. La próxima vez me pongo una trampa-para-ratones en la cartera y no la quito hasta que compre sólo el disco que voy a buscar.

Aunque mirándolo por el lado bueno ya casi tengo la trilogía de canciones que el Vigil este dedica a los grandes maestros del cine japones Aquira Curosagua, Llasujiro Ozu y Quenlli Mizoguchi pffffffffffffffffffffffffffffffff




El Disco Malo



El Disco Bueno

miércoles, noviembre 10, 2004

Morituri te salutant

Sí, amigos e intelectuales; como bien os habréis dado cuenta todos, con este rimbombante título no se puede hablar de otra cosa más que del Circo. Hoy, en uno de mis incansables paseos por Renfe Línea C4 - Metro Líneas 3 y 2, me he encontrado de bruces con un cartel en el que dos tipos supergraciosos con las caras pintadas de blanco y rojo, con uuna bola redonda y roja en la nariz y una flor de plástico en la solapa nos animaban a todos de disfrutar de uno de los espectáculos de ocio que más han perdurado y calado en los corazones de los habitantes de las civilizaciones pequeñoburguesas de Occidente, quitando el lupanar: el circo. Una pena que hayamos perdido tantos valores que hicieron sobresalir Europa grecolatina; a saber: la pederastia, las termas públcas, la esclavitud y, sobre todo, un circo mucho más interesante que el que nos ha llegado hoy en día, con sus carreras de cuádrigas donde ganaba el que ponía el pincho más afilado en el eje de las ruedas; las peleas de gladiadores (con ese toque de barbarie en las vestimentas (o al menos por lo que he visto en las películas; no creo que el Hollywood clásico estuviese mal informado de estas cosas) que desembocaría en el siglo pasado en dos vertientes culturales diferentes: el Glam y el Wrestling), y, por supuesto, las peleas de cristianos contra toda clase de bichos, desde leones hasta cabras montesas tigres leopardos panteras gallifantes o lo primero que encontraran y que tuviera hambre. Seguro que las sociedades protectoras de animales del siglo II después de Cristo estaban más contentas que unas castañuelas. Hoy sin embargo en el circo vemos a una persona que mete la cabeza en la boca de un leon y éste no le muerde. ¿Qué clase de espectaculo de mierda es este?


El caso es que el cartel nos conminaba a que malgastásemos unos cuantos de nuestros escasos euros en una entrada para el Gran Circo Mundial, y para ello utilizaba un eslogan cuanto menos curioso. No sé cuantos creativos habrán estado estrujándose las mentes durante semanas de duro y farragoso brainstorming para acabar concebiendo este reclamo:


Ven al Gran Circo Mundial, y si te MUERES de RISA... ¡Te devolvemos el DINERO!



Voy a intentar pasar por alto el más que probable juego de palabras que se supone que daría sentido a la frase ("si estás muerto. ¿para qué quieres la pasta?" Estoy haciendo verdaderos esfuerzos por no reir, en serio), y me ceñiré al sentido más literal. Qué triste. Qué triste y que real; así se guardan bien las espaldas. Al igual que los del AVE te devuelven la guita si el cacharro llega más de cinco minutos tarde sabiendo que antes le cortan las manos al maquinista o le dan tanta velocidad al tren hasta que descarrile que devolver eso que para ellos es calderilla, los del circo se guardan las espaldas: ellos ya saben que vamos a ir a la carpa central a aburrirnos como ostras viendo como el tragasables traga sables, el comefuegos come fuegos, la mujer barbuda tiene barba y el equilibrista hace equilibrios mientras estamos más ocupados en que no nos escalen las liendres que suelen albergarse entre las gradas de esos sitios, o rezando porque la carcoma no haya consumido del todo la resistencia del banco de madera donde nos sentamos. Sinceramente, aun no entiendo cómo Ángel Cristo se puso en güelga de hambre por recuperar su circo. A saber qué coño le verá.


Un payaso del Gran Circo

lunes, noviembre 08, 2004

Fiesta rap en la colonia militar

Queridos amigos, hoy quiero abrir esta ventana que refleja el mundo real con una sencilla definición.
¿Qué es un fracasado?

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, un fracasado es (cito textualmente y de memoria, quizá se me ejcape una letra o dos) "1. adj. Dicho de una persona: Desacreditada a causa de los fracasos padecidos en sus intentos o aspiraciones. U. t. c. s.". La definición en sí puede ser más o menos acertada, pero también es cierto que, al menos visualmente, es bastante imprecisa.
Sin embargo anoche di con la imagen que mejor encaja con esa precaria descripción. Así que es todo un honor para mí compartirla con Víctor García de la Concha y sus colegas, además de con los innúmeros lectores que día a día se reúnen para leer estas líneas.

Anoche fui invitado de primera mano a una fiesta en casa de un conocido de un conocido de un amigo mío. Esa sensación de ir desde un principio de prestado siempre tiene una parte buena y una mala. Por una parte, al principio es posible que te cueste un poco relacionarte con los demás hasta dar con las cuatro palabras adecuadas para convertirte al cabo de un par de horas en el mejor amigo de cada uno de los que asisten a la fiesta; la parte buena es que hasta que todo eso ocurre, puedes estar más libremente centrado en las cosas que realmente merecen la pena: ver, oir, callar y descojonarte de risa a la mínima oportunidad que tengas.
Pero quizá penséis que estoy extendiéndome demasiado para llegar a lo que he prometido en las primeras líneas; tranquilos, llegar a una imagen así requiere su tiempo.
El dueño de la fiesta era un señor mayor, con pantalones anchos, sudadera con capucha y que continuamente ponía grandes hits de la música en español como pueden ser los de Tshiminy Nsombolay, def con dos y tantos otros grupos absolutamente geniales (una pena que no dispusiera en esos momentos de la sabiduría que mi colega Pablo posee del mundo del hiphop español); a su izquierda estaba una persona que en un principio podría parecer como completamente insustancial, pero que según fueron pasando las horas llegó a convertirse en mi favorito. No quiero poner su nombre verdadero así que le llamaré Mikel. El resto de la gente no llegaba a los extremos de genialidad a los que habían escalado estos dos, así que pasaron por mi cerebro como fantasmas invisibles, una maraña de sintalentos varios entre los que (por supuesto), me sentía cómodo e integrado. Salvo uno.
El momento en el que pasé de una postura a otra marcadamente activa fue cuando me di una vuelta por la cocina y me encontré con uno de los asistentes a la fiesta cuya imagen posiblemente me dejará marcado durante el resto de mis días: la imagen del fracaso. ¿Cómo explicarla fríamente?

El fracaso es una persona vestida con un poncho deslavazado y desteñido, con barba de seis meses, agachado sobre la mesa de madera de una cocina cualquiera, con un billete de cinco euros enrollado y colocado en la nariz, esnifando farlopa, colocada cuidadosamente en rayas sobre un compact disc de Def Leppard (que, según como me explico el anfitrión poco más tarde, ese chico lo llevaba siempre encima para ese único menester) y, una vez terminada la faena, guardando la farla sobrante en un chivato de un paquete de tabaco que a su vez era guardado nuevamente (supongo que para mayor seguridad del contenido) en un sitio donde seguramente nadie con más de dos dedos de frente se atrevería a inspeccionar jamás: en una caja de cintacassete pirata del "The Wall" de Pink Floyd.

Obviamente yo, que observé minuciosamente la escena de principio a fin, esperé a que todo se acabase para ir corriendo a abrazarme a aquél chico al que reconocí como un alma gemela y con el que he firmado un pacto de sangre para que nuestra recién formada amistad jamás se vea quebrantada, aunque no volviéramos a vernos en la puta vida.

Hay más interesantes anécdotas que me gustaría contar de la noche del 6 de Noviembre de 2004, pero prefiero racionarlas. Poquito a poco.

jueves, noviembre 04, 2004

Prólogo

En el portal de un edificio de ladrillo rojo de cuatro plantas, apoyado en la pared, un negro musculoso se lleva un limón entero a la boca con la mano izquierda, lo muerde, y rebosa y cae por las comisuras hasta el suelo buena parte del jugoso ácido cítrico.
En un vagón de tren, un anciano se levanta de su asiento ante la sorprendida mirada de su mujer y, con los ojos inundados en lágrimas, se arranca con una saeta que conmueve a todos los pasajeros, mientras su mujer, muerta de vergüenza, le tira de la manga para intentar acallarle.
Una solitaria mujer espera a la salida de un concierto a que salgan de él su mejor amiga y el chico del que está secreta y locamente enamorada, pero del que sólo consigue recibir una insondable carga de desprecio. Lleva esperándoles fuera desde que empezó.
En un barrio noble de la ciudad, una mujer madura y divorciada, que ha dedicado los últimos diez años de su vida a cincelar su cuerpo a base de Botox para conservar una juventud eterna, despierta misteriosamente cada mañana (y en compañía de un joven nuevo cada vez) con la cara llena de ronchas. Los médicos aún no han podido encontrar las causas de esta monstruosa transformación diurna.
Varios jóvenes están desnudos dentro de una furgoneta en el descampado de un suburbio matritense, bajo una noche cerrada. Los chicos intentan que las chicas les acompañen haciendo la ola, pero ellas se muestran pudorosas; esconden sus vergüenzas bajo una capa de católico puritanismo hispánico.
Un chico joven comienza su proceso de integración en el Gran Mundo: una risilla nerviosa y un cándido estremecimiento le recorre la espalda cuando echa al buzón su primera carta manuscrita, llena de dudas, a la redacción de su colección favorita de comic americano. Además, para cubrirse las espaldas, firma bajo un seudónimo: Nadie (salvo él) sabrá nunca quién está detrás de esas líneas.


Esta pequeña panoplia de historias cotidianas es la que dará forma a este joven y humilde blog. Algunas de ellas son verídicas, otras son completamente inventadas, pero la diferencia entre unas y otras es ínfima. Lo que realmente enlaza a unas con las otras estriba en su vulgaridad, deforme y lírica, y en la forma que tanto unas como otras son completamente inútiles, desvaríos de la mente de quien las escribe, y que le puedan permitir divagar acerca de ellas. Aún así, ¿podríamos leer este blog como el visitante del Museo del Prado que, para hacerse el interesante ante un cuadro puntillista se pone justo delante de él, con la cara casi pegada al lienzo, para después irse alejando poco a poco de él hasta encontrar el perfecto enfoque que le permita deleitarse ante el efecto óptico del cuadro en su conjunto? ¿Podría tratarse de que el verdadero leitmotiv de este blog no se encontrara en esas pequeñas historias sin orden ni contenido alguno, sino en el conjunto de ellas? ¿O acaso en cada una de estas observaciones cotidianas podremos encontrar un mensaje? ¿Algo que el autor de estas líneas quiera comunicarnos? ¿Una muestra de su verdad particular dentro de la realidad general en la que todos vivimos?


La respuesta a todas estas preguntas es No.