domingo, abril 03, 2005

Meditaciones trascendentales de un Rodríguez

El cielo se cubre de nubes negras para lamentar la muerte de Juan Pablo II; yo me he calentado una lasaña en el microondas. Es lo mínimo que podía hacer dada mi condición de católico-no-creyente.

¿Qué es un católico-no-creyente?

Mucha gente es católica no practicante. De hecho, estoy plenamente convencido de que si vas a un paf de patxanga más de la mitad de la juventud se pondrá bajo esta etiqueta. Lo mío es diferente.
Personalmente pienso que el hetxo de que Jesucristo haya existido o no, haya resucitado o no, la eternidad, la Santísima Trinidad y tantos otros misterios de la Fe, así como la moral cristiana me dan exactamente igual; no tienen ningún tipo de interés. Pero lo que sí encuentro fascinante es la gente que ora se levanta, ora se arrodilla, ora se sienta en los bancos de la iglesia, que la masa piadosa se ponga en fila y se tome una pastilla de centeno, que murumuren entre dientes las palabras que dice el cura sobre su púlpito en una especie de Karaoke pretectnológico, que los cardenales unos días lleven una miniboina morada y otros lleven un sombrero de fantasía de medio metro de alto, que en plena semana santa saquen a pasear veinticinco tipos de Jesucristos diferentes, y que sus cofrades nazarenos se abracen entre lágrimas porque no puedan llevar sobre sus hombros una mole de cerca de una tonelada a hombros durante más de seis horas por culpa de la puta lluvia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pobre. Tres artículos en tres días -es decir, el mismo número de artículos que hubiera publicado durante los tres meses de ausencia- son buena muestra del síndrome de abstinencia internet-bloguística al que ha debido verse sometido nuestro personaje gracias a su (des)proveedor de acceso. Quién te habrá aconsejado ponerte adeseeles, con lo bien que van los módems de toda la vida, disfrutando de sus maravillosos cortes de 3... minutos, pff. Supongo -y espero- que pronto recobraremos el anoréxico ritmo que tan bien le sentaba y definía al autor de este peculiar blog. Eso será señal inequívoca de que Guarradú cumple con sus obligaciones.