martes, abril 26, 2005

Setze jutges d'un jutjat mengen fetge d'un penjat

O lo que es lo mismo, dieciséis jueces de un juzgao comen hígado de un ahorcao. Este bonito trabalenguas me viene como anilllo al dedo para contaros que a partir del año que viene, la lengua de Ramón Llull Pere Gimferrer o Pep Plá no tendrá secretos para mí. He decidido apuntarme a Catalán en la Escuela Oficial de idiomas.

Además, por qué no decirlo, me parece un detalle tan esnob y elitista aprender català en Madrid que no he podido evitar sentir un cojquilleo de satisfacción recorriéndome la espina dorsal mientras estaba rellenando la solicitud.

También estoy pensando apuntarme a Finés para terminar de convertirme en el tío mas cool del mundo de las lenguas foráneas (aprender Catalán ruso noruego y finés de una tacada no me merece otro apelativo).
Máxime cada vez que recuerdo el argumento de un telefilm de producción finlandoestadounidense que vi hace tiempo, ejemplo para todo aquél que quiera dirigir una película marcada por la denuncia social y los prejuicios raciales.

En él se narraban los aconteceres de un muchacho finlandés de 17 años llamado Mikko (¿qué otro nombre podría tener un txaval-del-norte que el de una marca de helados?)que aceptaba un intercambio de alumnos con un chaval de EE.UU, pero que por caprichos del destino tuvo que vivir en una granja de campesinos de un pueblo tejano; aunque él soñaba con la modernidad de grandes, populosas y vanguardistas urbes como Austin o Jiuston. Allí se convierte en el blanco de las iras racistas de los habitantes del pueblo, que no pueden consentir que un maldito extranjero uropeo rubio y de ojos azules se líe con una jai del pueblo; hasta el punto de que le acusan de asesinato cuando entra en un (llamémosle así) Badulaque con dos amigos a comprar cerveza por la noche y el tendero les recibe con tiros de escopeta, segando la vida de los dos chicos oriundos de la población. Nuestro héroe huye entre los prados de trigo mientras el resto del pueblo le persigue con teas ardiendo al más puro estilo monstruodefranquestein...

No despellejaré el final del argumento por si algún día vuelven a pasarla para deleite de los cinéfilos algún domingo a las 4 de la tarde en Antena Tres. Yo, como soy completamente elitista, la ví justo después de la película de Cine Club. Sí, a eso de las cinco de la mañana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

The swifts are back. They are shricking like paper rockets.