domingo, diciembre 14, 2008

¿Qué clase de filólogo eres?

Desde hace unos meses he venido compaginando la labor de actualización de este vuestro blog mientras que abría nuevos horizontes en nuevas redes sociales. Una de ellas es Facebook. O lo que es lo mismo: cómo seguir siendo un quinceañero de corazón y que además esté bien visto por la gente que te rodea. ¡Pero qué os voy a contar, oh modernos seguidores, que no sepais!

Dentro de las cuasi infinitas maneras de perder el tiempo dentro de esta comunidad (ejemplos: mandar cromos de jugadores míticos del Atlético de Madrid, recordar presentadores venidos a menos, enviar insultos en català, regalos nostálgicos de la década de los ochenta tipo caramelos escalofrío, estrellas del Bollywood clásico y tantas otras) tienes además la posibilidad de crear tu propia aplicación con la que contribuir a seguir llenando la red de detritus. En mi caso, y con toda la malicia de la que soy capaz, me he decantado por poner un test -siempre me he declarado fan absoluto de este tipo de cosas- que, por increíble que parezca, se ha ido extendiendo como la Peste Negra por sí solo. Si sientes curiosidad, pulsa en el enlace de aquí abajo. Pero cuidado, si lo haces, será por tu cuenta y riesgo.


Facebook | ¿Qué clase de filólogo eres?

I remember your wife fondly, Ralph

Como estaréis viendo ahora mismo, desde hoy se estrena un nuevo cambio de look en la página. Un cambio forzado a medias, ya que si quería poner nuevos cachivaches en la página me veía sutilmente forzado a modificar la plantilla, que ha debido de quedar desactualizada por vete-a-saber-qué motivos (hasta donde llega mi pobre entendimiento de hombre del siglo XX sigo haciendo básicamente lo mismo que antes: aporrear machaconamente el teclado para rellenar una cuadrícula con letras, escribir el mismo código para emplear la negrita y la cursiva, los mismos enlaces y las mismas pegatinas de Llutiub). Así que desaparece por segunda vez la famélica musa que daba la bienvenida a la entrada de este blog para posiblemente no volver a aparecer jamás. A cambio, tenéis una silueta de pin-up dentro de una copa de cóctel y un estallido de luz y color sin precedentes por estos lares: adiós al negro católico isabelesco -que servía de nexo común a dos comunidades tan importantes para este blog como son la góticosiniestra y la de ancianas de provincias- por un azul marino, un verde turquesa, un naranja naranja y un gris vulgar que espero que haga vuestras delicias. ¿Demasiado derroche para este blog, que desde que se inauguró parece que está dando sus últimos coletazos, como la abuela que todas las Navidades se pone a llorar diciendo que van a ser las últimas para ella y al final sobrevivirá a tu propio entierro?

Posiblemente.