Lo cual tiene su parte buena, porque tendré que enfrentarme al mundo de la creación y experimentación culinaria, desde la nunca justamente valorada tortilla española (a la que yo, como buen traidor a la Patria que soy, prefiero llamarla Tortilla francesa con patatas), a la soluciones de emergencia, denominadas comúnmente Pasta y Ensalada. Espero que de aquí a treinta días me haya convertido en un cocinero deconstructivista a lo Ferrán Adrià.
En otro orden de cosas, he tenido la suerte de leer un artículo de Eduardo Haro Tecglen, ilustre columnista, escritor, crítico teatral y tertuliano de izquierdas, de cuando militaba en Falange española, allá por 1944. Es un panegírico a la muerte de José Antonio Primo de Rivera, con lo que pasa de ser invisible a mis ojos a ser mi escritor favorito. Aquí os dejo el enlace al artículo del que quiero destacar un párrafo, aunque creo que todo es destacable en general:
"Se nos murió un Capitán, pero el Dios Misericordioso nos dejó otro. Y hoy, ante la tumba de José Antonio, hemos visto la figura egregia del Caudillo Franco. El mensaje recto de destino y enderezador de historia que José Antonio traía es fecundo y genial en el cerebro y en la mano del Generalísimo."
Para mí una persona que escribe laudos al comunismo y al fascismo indistintamente se convierte en un escritor completo, por lo que a partir de ahora me convierto en su mayor fan.

El Niño Republicano un poco crecidito
No hay comentarios:
Publicar un comentario