miércoles, diciembre 15, 2004

Sueños

Sé que buena parte de los lectores de este blog que me conocen personalmente saben cuál ha sido el tipo de vida que siempre había soñado. Yo sólo podría haber sido una persona completamente feliz si hubiese vivido alejado de los hombres y muy cerca de las bestias, en algún recóndito lugar lleno de nieve y de inmensos árboles, ganándome la vida como leñador de alto standing, con el hacha apoyada en el hombro y una petaca llena de whisky, para poder beber sólo un poquito, porque el frío cala hasta los huesos y hay que calentarse cuanto antes, como sea.. Y así podría enfrentarme yo allí, completamente solo, contra todas las formas de la naturaleza de sol a sol, yo y mi hacha. Cortaría un árbol y le daría un trago a la petaca. Cortaría otro árbol mientras silbo la última canción de moda que hubiera llegado milagrosamente de boca en boca hasta este bosque perdido. Bien podría ser La vie en rose, Great balls of fire,la Marcha Radetzky, YMCA, El Cóndor Pasa o algo incluso más antiguo que todo eso. Y me echaría otro buen trago, uno doble antes de cortar el próximo árbol, que parece que se están multiplicando por momentos; me quitaría el hielo de la boca con una manga de mi camisa roja a cuadros y le daría un nuevo tiento al güijqui. Al siguiente árbol que cortase le echaría una meada antes, así todas las bestias sabrán que ese árbol es mío, sólo para mí. ¿Y por qué no rascarse la espalda al-estilo-oso contra uno de los troncos? Debería comprar una petaca más grande, de litro por lo menos. Y así llegaría todos los días a casa, tambaleándome del esfuerzo librado contra la Madre Tierra, abriendo la puerta de la cabaña de madera de una patada para sorprender a mi mujer amamantando a los cachorros, quitándole uno de los niños de los brazos mientras ella me dice que apesto a alcohol y yo le digo que no tiene ni puta idea, que no sabe distinguir entre el olor del viejo JackDaniels y el que te deja salpicado la resina cuando le das el golpe de gracia a lo que nos da de comer, que se deje de tonterías mientras le agarro un pecho y nos preparamos para dar cabida a un nuevo miembro del núcleo familiar dentro de nueve meses. Y así un día tras otro, hasta que no quedase ni una puta sequoia gigante en pie.

Lamentablemente la vida me ha alejado de la felicidad, primero haciéndome nacer en un país semidesértico, y después arrastrádome al siempre pernicioso mundo de la cultura y la universidad, dos términos que extrañamente la gente tiende a relacionar entre sí, cuando en realidad poco o nada tienen que ver. Quizá sea por esa supersticiosa costumbre de que el esfuerzo personal y la cultura llevan hacia el éxito, y en la confianza ciega depositada por la masa en los "especialistas", cuando en realidad tienen (tenemos) la misma o incluso menos idea de nada que el ciudadano medio/bajo, pero camuflando su (nuestra) incompetencia en una verborrea terminológica sin mácula. Así que nenes, nunca le pidáis consejo a alguien con título universitario. Avisados quedais.


El árbol de marras de mis sueños.

2 comentarios:

Gamo P. dijo...

Siento no haberme pasado desde hace unas semanas por tu blog. Realmente me avergüenza decir que los ultimos 4-5 mensajes ni los habia leido. Aunque he de decirte que eres un joven lleno de talento.

Por ello deberias volver a actualizar tu blog, que como veo por las fechas, no actualizas desde hace 15 dias.

Animo nen.

Chopenjagüer dijo...

Qué raro, estimado lector. Seguramente debe de haber algún problema con el Navegador que te impide ver las noticias más actuales. Pero bueno no te preocupes que seguro que poco a poco te irán saliendo.

Un saludo