lunes, diciembre 13, 2004

Русский язык -- Norsk språk

Este año ha sido el de mi iniciación en las lenguas más raras que he podido encontrar. Estas lenguas debían cumplir dos condiciones para ser elegidas: la primera es su más completa y absoluta inutilidad; la segunda, que tardase menos tiempo en aprender a escribir la palabra que en aprender a pronunciarla, con lo cual quedaban completamente descartadas las lenguas orientales. A su vez, estas lenguas deberían otorgarme tres beneficios inmediatos: poder tirarme el pisto frente a los colegas, engordar mi curriculum vitae con un par de chorradas nuevas, y pasar de hablar medianamente bien el castellano y de saber un par de palabras básicas en otras lenguas (porquet en català, sciopero generale en italiano, petisuís en gabatxo, Nuff Said en inglés, Kristallnacht en alemán y tantas otras), a salir del terreno universitario como polilingüe declarado.

Así que las lenguas elegidas para tal efecto fueron , como bien indica el título del blog de hoy, la rusa y la noruega. Y la verdad es que estoy contentísimo con ellas. Por una parte porque me parecen tan escasamente útiles que consiguen atraer toda mi atención; y por otra parte, porque tal y como esperaba, puedo mirar sin reprimirme lo más mínimo hacia la derecha, hacia la izquierda, hacia detrás y al frente, y siempre encontraré una manada de perdedores y fracasados con la que me siento plenamente identificado. Sobre todo cuando consigo aprender alguna cosa medianamente importante (siempre teniendo como telón de fondo la absoluta inutilidad del idioma en cuestión, claro), como por ejemplo cómo pedir un vaso de agua en noruego (jeg vil ha et glass vann), siempre saltará alguien que te recordará el grupo humano al que perteneces preguntando algo del tipo pero si yo voy a un bar de Noruega y pido un vaso de agua, ¿me lo van a cobrar?

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