miércoles, mayo 25, 2005

Edipo: La mamá lo pide

Hoy toca ser musical.

Y esto no tiene nada de malo realmente, pero parece que los astros se han posicionado de tal forma que parezca imposible que cualquier otro tipo de información tenga el más mínimo sentido. Y no pienso hablar ni una sóla palabra de pianistas nórdicos apareciendo milagrosamente en costas británicas, para mí no tiene nada de interés. Otra cosa sería si hubieran encontrado a un futbolista con las letras arrancadas en la parte de atrás de su camiseta para que no sepamos quién es, y cuya única forma de comunicarse con el exterior sea dándole toques a un trozo de cuero, o una modelo amnésica que gritara de horror cada vez que le pusieran delante la foto de un cotxinillo asado, que sí me parecerían dos noticias brutales.

¿Por qué no empezar recomendando un disco? Ya sé que estaréis hartos de este tipo de párrafos-de-relleno, pero cuando la imaginación no da más de sí, poca cosa se puede hacer. El disco en cuestión es Whatiswrongwithgroovin' un recopilatorio de pequeñas joyas del Lounge y el Groove de los años 60 y 70 que no sé por qué no he recomendado antes, ya que es uno de los dijcos que más he he escuchado en este último año. Como todas las compilaciones que saca el sello Jazzman Records, me parece una jodida obra maestra, y utilizo este espacio para darlo a conocer. A ver si un día me animo a poner un radiobloj y hago que suene alguna canción de este disco.





Una vez pasado el párrafo de relleno de rigor, paso a comentar lo que realmente quería contar. Dos sucesos íntimamente relacionados con el mundillo musical (las claves de Sol, los triángulos, el breicdans, loj cuartetos de cuerda y tantas otras cosas de tan incalculable valor) han pasado por mis ojos/oídos hoy.


El primero de ellos hace que aún se me erice el vello cual equidna cada vez que me viene a la mente la imagen. De camino a mi monótona visita diaria a la Escuela Oficial de Idiomas (trayecto que hago cuarto de hora en tren, otro cuarto en metro y el último a pata), un mozalbete bien vestido, con un teléfono móvil de última generación en mano, logró captar mi entera atención. Ahora abundan mucho esa clase de cacharros -os preguntaréis- , para que te fijes en ese tipo de soplapolleces. Y llevaríais toda al razón de no ser por un pequeño detalle.

Algo me extrañó cuando oí que su teléfono estaba sonando y no lo cogía cuando lo tenía en la mano, pero entendía que posiblemente le estaba llamando el típico conocido pesao, o que estuviera recibiendo uno de esos famosos llamacuelgas que tan bien definen la forma de comunicación de las nuevas generaciones. Pero el caso es que el chico no apagaba ni descolgaba el teléfono. Y tras medio minuto con él sonando y con mi curiosidad completamente picada, se apagó. Cuál fue mi estupor cuando vi que el chico lo miraba, presionaba un botón e inmediatamente volvía a sonar la misma melodía de antes. El chaval estaba utilizando su teléfono de sonitonos como si se tratase de una radio con la que ejcuchaba una y otra vez su tema favorito (tema del que no pude averiguar el nombre, desventajas de llevar mucho tiempo sin ver los videoclips de lojcuarentaprincipales por la tele), mientras yo hacía verdaderos esfuerzos para que el diafragma no me traicionase y pudiese retener todo el torrente de descojonamiento de risa que peleaba por llegar hasta mi boca. Esta ha sido la digievolución que el desarrollo de la tecnologías nos prometió siempre, pero en el fondo me parece mucho menos romántico que el típico recurso ochentero de llevar un radiocasete de dos kilos de peso al hombro mientras ejcuchabas las primeras arcadas del sonido Rap con jits como "Hey pijo / que estás ahí / quítate la mano / de la nariz!"


Y con esa frase el guionista de este vuestro bloj me lo deja a güevo para comentar la segunda gran noticia del día de hoy:

Recordemos que este año, como alguna que otra vez he recordado en este espacio, es el año de los grandes clásicos, del recuerdo de aquel libro que más del 70% de los españoles no ha leído ni leerá nunca, pero que defendería rabiosamente ante las críticas de cualquier advenedizo que se atreviera a menospreciarlo. Sí, el Quijote. Pero ese halo de misterio y aburrimiento que le rodea (aumentado sin duda por las pésimas versiones que han hecho de él en el cine, aunque sólo JuanLuisGaliardo lo dignificase con una sobreactuación digna de un Ojcar) va a quedar seriamente reducido tras la luminosa idea que un grupo de buenrollistas de Radio 3 ha tenido en bien desarrollar. ¿Qué mejor forma de acercar la cultura al pueblo y a los jóvenes que actualizarla? Y no, no me refiero a crear un cómic inspirado en Quixote -eso ya está hecho-, ni una serie de dibujos animados que plastifique las aventuras y desventuras del ingenioso hidalgo -eso también-; sino que dan un paso más alla.

La razón, aquí (si sois de derecha amarillista) o aquí (si os identificáis más con la izquierda buenrollista). Este bloj intenta siempre ser lo más aséptico posible en temas políticos, porque lo importante es el sustrato que queda de ambas informaciones. Quiero resaltar las declaraciones que ha hecho ese Leviathan de la información que ha sido Pedro Piqueras:

"Esta iniciativa es la penúltima locura en la que se mete Radio 3, mezclar un clásico universal con las nuevas formas de decir, bailar y expresar de los jóvenes de ahora."

Es decir, puro mestizaje. Anda que no me estoy imaginando a Alonsoquijano con una gruesa cadena de oro al cuello, con el yelmo de Bambrino mirando patrás y apretando una palanca en Rocinante que le hiciera botar. La verdad es que algo parecido ocurrió en mis años mozos de la Universidad, en segundo de la carrera (por lo menos cinco años ha), cuando en un trabajo para una asignatura llamada Cervantes y su tiempo, una chica se decidio, cintacasete en ristre, presentar una recopilación de canciones de grupos actuales basadas en clásicos del Siglo de Oro. Claro que la diferencia con la noticia estriba en que ella se decantó más por baladas de corte Jevimetal épico, pero claro, aún era siglo XX. Lo que está claro es que una persona que siempre que era citada en una conversación de típicas arpías envidiosas (o sea, compañeros de clase), se le tildaba con el despectivo mote de la friqui esa, con el paso de los años su figura se agranda, elevándose hasta convertirse en una visionaria que bien podría trabajar de creativa en el Ente público.

Aquí dejo nota de ella, para que su hazaña pase a la posteridad. Y de paso, me dejo una nota mental para decirme que el 17 de Junio a las 22:30 tengo una cita obligada en la Biblioteca Nacional. Llevaré los pantalones más antxos que pueda encontrar.

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