jueves, noviembre 04, 2004

Prólogo

En el portal de un edificio de ladrillo rojo de cuatro plantas, apoyado en la pared, un negro musculoso se lleva un limón entero a la boca con la mano izquierda, lo muerde, y rebosa y cae por las comisuras hasta el suelo buena parte del jugoso ácido cítrico.
En un vagón de tren, un anciano se levanta de su asiento ante la sorprendida mirada de su mujer y, con los ojos inundados en lágrimas, se arranca con una saeta que conmueve a todos los pasajeros, mientras su mujer, muerta de vergüenza, le tira de la manga para intentar acallarle.
Una solitaria mujer espera a la salida de un concierto a que salgan de él su mejor amiga y el chico del que está secreta y locamente enamorada, pero del que sólo consigue recibir una insondable carga de desprecio. Lleva esperándoles fuera desde que empezó.
En un barrio noble de la ciudad, una mujer madura y divorciada, que ha dedicado los últimos diez años de su vida a cincelar su cuerpo a base de Botox para conservar una juventud eterna, despierta misteriosamente cada mañana (y en compañía de un joven nuevo cada vez) con la cara llena de ronchas. Los médicos aún no han podido encontrar las causas de esta monstruosa transformación diurna.
Varios jóvenes están desnudos dentro de una furgoneta en el descampado de un suburbio matritense, bajo una noche cerrada. Los chicos intentan que las chicas les acompañen haciendo la ola, pero ellas se muestran pudorosas; esconden sus vergüenzas bajo una capa de católico puritanismo hispánico.
Un chico joven comienza su proceso de integración en el Gran Mundo: una risilla nerviosa y un cándido estremecimiento le recorre la espalda cuando echa al buzón su primera carta manuscrita, llena de dudas, a la redacción de su colección favorita de comic americano. Además, para cubrirse las espaldas, firma bajo un seudónimo: Nadie (salvo él) sabrá nunca quién está detrás de esas líneas.


Esta pequeña panoplia de historias cotidianas es la que dará forma a este joven y humilde blog. Algunas de ellas son verídicas, otras son completamente inventadas, pero la diferencia entre unas y otras es ínfima. Lo que realmente enlaza a unas con las otras estriba en su vulgaridad, deforme y lírica, y en la forma que tanto unas como otras son completamente inútiles, desvaríos de la mente de quien las escribe, y que le puedan permitir divagar acerca de ellas. Aún así, ¿podríamos leer este blog como el visitante del Museo del Prado que, para hacerse el interesante ante un cuadro puntillista se pone justo delante de él, con la cara casi pegada al lienzo, para después irse alejando poco a poco de él hasta encontrar el perfecto enfoque que le permita deleitarse ante el efecto óptico del cuadro en su conjunto? ¿Podría tratarse de que el verdadero leitmotiv de este blog no se encontrara en esas pequeñas historias sin orden ni contenido alguno, sino en el conjunto de ellas? ¿O acaso en cada una de estas observaciones cotidianas podremos encontrar un mensaje? ¿Algo que el autor de estas líneas quiera comunicarnos? ¿Una muestra de su verdad particular dentro de la realidad general en la que todos vivimos?


La respuesta a todas estas preguntas es No.

1 comentario:

Gamo P. dijo...

No tienes (aún) ninguna historia de jovenes de europa del este que pasan sus última madrugada de vacaciones en alguna cápital norteafricana paseando melancólicamente por un parque ante la mirada de los extraños antes de volver a su hotel y afeitarse ó de un joven al que la familia de su amada le arrebata su amor y recurre a la ayuda de sus musculosos colegas de internet para que le ayuden a recuperarla ó la historia de un joven occidental con una prometedora vida deportiva, laboral y academica... decide dejarlo todo atras para marchar a Camboya a realizar ayuda misionera y solidaria ó que por ejemplo la historia de un hijo desagradecido que confundiendo libertad con libertinaje, mantiene a sus padres encerrados en casa desde que pudo someterlos a un infierno de terror psicologico.


Me mola la idea de este blog donde lo real y lo imaginario se fusionan para crear buenas e inocentes historias. Porque cómo bien deberias ya saber en literatura "tiempo es igual a memoria" y que "¿Quién en el S.XX no se ha despertado algina vez y se ha sentido como una cucaracha?"


Ciao