martes, julio 12, 2005

Nosotros sólo estamos pa putones verbeneros

Pepe Rubianes (hablando del amor en la piel de Makinavaja, aunque bien podría haberlo dicho sin presonaje de ficción de por medio) dixit. Decir que la falta de actividad bloguística de los últimos días de este vuestro blog está únicamente movida por la pereza encierra sin lugar a dudas un contrasentido, puesto que la Pereza con mayújculas ha sido, es y seguirá siendo el principal motor de este vertedero de información. Es decir, aunque los impulsos vitales de quien os habla siguen patrocinados por la información innata que queda guardada desde nenes en nuestra conciencia: comer y dormir, antes, con estos mismos impulsos, se desarrollaba todo el torrente de capacidad lingüístico-literaria al que estábais acostumbrados y que habéis paladeado con fruición desde el primer día. El eslogan 'ponme un bozal y te llevarás a casa una majcota-blogger' funcionaría tan bien antes como en esta nueva etapa. Así que hay que encontrar otras excusas.

Podría decir que con esta maldita ola de calor, un hijo del frío, un finlandés de corazón que ha tenido la desgracia de nacer en un país africano, un ario forzado a comunicarse en una lengua latina, encuentra muy sacrificado escribir en una habitación donde el Sol, inmisericorde astro rey él, azota desde antes de mediodía hasta que le da por ponerse y abrasar con sus terroríficos rayos ultravioleta a (¿quién sabe?) algún otro joven ejcritor de sandeces neozelandés. Vale, allí es invierno pero coño, no dejaré que la realidad me joda una frase. Podría decir que el sudor es antiestético, y que escribir con mi cuerpo bañado en él, en paños menores y apartándome las gotas de la frente con el antebrazo no es una imagen de mí mismo que quisiera que llegara a vuestras retinas.

Podría decir que he aprovechado estos días para iniciar el asalto a unos apuntes para poder terminar de una vez una carrera con la que no me llevo nada bien, quitármela de enmedio y dedicarme a una de mis vocaciones, que es tirarme el rollo. Podría decir que llevo dos semanas estudiando para unos exámenes que comenzarán dentro de dos meses y que sé que no me servirá de nada, porque he sido desde siempre un estudiante (y persona en general) que sólo se azuza cuando siente el vaho de la urgencia y del fracaso en la nuca.

Podría decir que he estado rastreando el mercado laboral a la caza del chollo veraniego, para sacarme unos maravedises que devolvería gustosamente a la sociedad a cambio de cervezas tomadas, libros comprados o laser-discs adquiridos en clubes selectos de coleccionistas. Podría decir que los chollos se me han ido escabullendo cuando casi los tenía agarrados, aunque aún deposito las esperanzas en un par de ellos que me quedan en la recámara; si consigo un trabajo que sé que no es en el que me voy a quedar hasta que se pudran mis restos, mi principal prioridad consiste en que no tenga que mover un sólo dedo en horas de trabajo. Todo lo demás es involucionar.

Podría seguir. Podría convertir esto en un corolario de autocompasión, un muro de las lamentaciones para vagos y maleantes. Podría. Pero no lo voy a hacer. Lo importante es que la búsqueda de empleo ha finalizado, el estudio se ha centrado en unos horarios decentes, y he conseguido que mis súplicas hayan sido escuchadas, poniendo un pequeño ventilador en esta habitación. Sí, lo único que hace es remover el aire calentorro, pero menos da una piedra. Así que con estas condiciones sí puedo dedicarme a esto de juntar letras, máxime cuando me he comprometido a escribir un mínimo de tres posts semanales durante lo que queda de verano. Y nada me jodería más que mancillar mi honor faltando a una promesa chorra. Y más aún cuando he asumido mi papel de servicio público de información. ¿Qué sería de las pobres almas que buscan sin respuesta informacion sobre mujeres amamantando cachorros, dietas según el tipo de sangre o poemas para enamorar a quinceañeras si continuase sin ejcribir? Es algo que jamás podría perdonarme. Así que al tajo.

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