lunes, junio 06, 2005

Cierra el pico, plúmbeo bocazas

Como es menester, he de informaros de que el viernes terminé mi sucesión de exámenes en la Ejcuela Oficial de Idiomas (4 en total, dos orales y dos escritos en tres días); mi meta de alcanzar el polilingüismo está cada día mas cerca. Con un poco de suerte, además, el año que viene se multiplicarán esas visitas al Tribunal Examinador con un par de idiomás más bajo el brazo (Catalán y Finlandés-Finés-Suomi o como querráis llamarlo). Tan sólo me queda terminar esta temporada con el exámen de Noruego de la semana que viene, pero eso lo podemos dejar aparte bajo la sajona etiqueta de Pis of queic. O lo que es lo mismo, pan comido. Tras un exmamen escrito de Ruso de considerables dimensiones, y viéndome rodeado de gente que tenía más o menos la misma puta idea que yo acerca de los movimientos diabólicos de dicha lengua, en una pasusa pal cigarrito entre parte y parte del examen los examinados nos vimos irremisiblemente atrincherados en dos posiciones antagónicas: mientras algunos de nosotros defendíamos la tesis de que la redacción que acababamos de leer en ruso versaba acerca de tiendas de pintores en el barrio viejo y bohemio de Mojcú; la otra mitad lanzaba sus plegarias al cielo jurando y perjurando que no se trataba de eso, sino que hablaba de tiendas de judíos. Aunque reconozco que esta idea pintaba sin duda mucho mejor y habría matado por que se me hubiera ocurrido a mí, estaba en el otro bando. El problema deriva de la palabra Художник 'pintor', pero que al no haberla visto más de dos veces en las clases y por la manera que tiene de pronunciarse (algo así como /judozhñic/) creaba ciertas confusiones.

Al día siguiente tuve que compenetrar mis conocimientos de guiri con los de ruso en una prueba oral. El inglés fue fácil: me tocó hablar de si estaba de acuerdo con la excelente preparación de los transportes públicos de Madrid; y como mentir es una de las mejores cosas que sé hacer, dije que estaba completamente de acuerdo y me puse a vomitar palabras de elogio de forma natural, culminando con morcillas o lanzamientos de pisto tales como Ai lift in London for a monz and aif siin in der trafic llams crietid bai basis ounli que se fueron ganando poco a poco el corazón de las examinadoras. Más tarde tuve que pergeñar junto con una chica venezolana, que no se atevía a hilvanar dos palabras seguidas, la historia de unos amigos jubilados que no sabían decidir si debían comprar una casa de pueblo en medio de la nada, o mudarse a un txaletito en las afueras de la ciudad en una zona tranquila como por ejemplo Coslada (opción que me tocó a mí), y casi tuve que hablar por los dos. La cosa salió bien y tuve que correr escaleras abajo para llegar a tiempo a mi examen oral de ruso.

Que fue un completo ridículo. Era muy triste que me hicieran preguntas, yo las pensara en inglés, las tradujera al español y cuando me tocase mover la boca en ruso no tuviese ni pajolera idea de cúal era la pregunta. Mi memoria inmediata está muy poco desarrollada mientras que la de pasados remotos se halla completamente hipertrofiada. El caso es que aunque sabía qué me estaban preguntando (y no lo digo por vanagloriar mi nivel de ruso -ya me gustaría- sino por ser preguntas de un nivel comunicativo casi nulo: ¿dónde estudias? ¿tienes hermanos? etc) me quedé completamente bloqueado, balbuceaba algunas respuestas que me costaban 15 segundos concretar, y goterones de sudor gélido resbalaban desde mi frente hasta las patas de la silla ande estaba sentado, lubricándola así a base de hormonas de la Vergüenza (que seguro que existen).


El tercer día fue el examen escrito de Inglés. Examen este al que, siguiendo la estrategia de ir de sobrado que jamás me ha fallado en todo lo que respecta a la lengua de Iunatid Quindom, y aunque me jugaba un título con el que puedo, entre otros miles de cosas, dar clases de inglés con cierta base, decidí no estudiar ni cinco minutos. Lanzarme a ver cuánto inglés sabía. Y como siempre, salió genial.

A partir de entonces llegó la relajación. Y ya sabéis que tenía pendiente la asistencia al concierto de Presuntos Implicados, ¿verdad? A ver si para el próximo post escribo algo acerca de ello.



Lolita emocionada recibiendo el Goya por Rencor

Os preguntaréis ¿a qué viene esto? Absolutamente a nada de lo que he escrito; pero precísamente es esto lo que quiero potenciar durante todo este mes. Al igual con los títulos-palíndromos que caracterizaron al mes de Mayo, la campaña Doce meses, doce causas que promueve este vuesto blog, ha decidido que Junio aporte cada día una foto aleatoria que haya llamado -aunque sea por un detalle nimio- la atención de este vuestro juntaletras favorito. En la de hoy, ver a Lolita meciendo a un Goya la hace de por sí interesante de ver; pero lo que la convierte en única y magistral es verla henchida de orgullo mostrando su solidaridad con una pegatina del NO A LA GUERRA. Jamás me perdonaría que esta foto se perdiese entre millones de otras sin sustancia que pululan por la red.

2 comentarios:

Gamo P. dijo...

Tras un exmamen escrito de Ruso de considerables dimensiones, y viéndome rodeado de gente que tenía más o menos la misma puta idea que yo acerca de los movimientos diabólicos de dicha lengua, en una pasusa pal cigarrito...


Lejos de mi intención echarte en cara unos pequeños fallos ortográficos que de sobra sé que son causados por la celeridad en la elaboración del post y más a sabiendas de tu elevado nivel cultural

¿a quién no se nos ha olvidao releer un post alguna vez y publicar sin más?

Pero bueno, lo que me extraña son esos dejes fonicos... No será que te estan creciendo monstruosamente las encias y no pronuncias bien ¿verdad?

Chopenjagüer dijo...

Querido Pablo Gamo:

Siento mucho que esas erratas hayan podido levantar alguna ampolla de tu pasado, ten por seguro de que no era en absoluto mi intención. Acepto ese par de errores de tecleo y te agradezco este post como buena crítica constructiva y sin malicia que sé que es.


P.D: ¿Quieres que me pase por tu blog para repasar juntos los fallos de sílabas acentuadas que no deberían estarlo? Para mí sería un placer...