jueves, mayo 08, 2008

Ejercicios de pura envidia

"Y Jehová dijo á Moisés: Extiende tu mano sobre la mar, para que las aguas vuelvan sobre los Egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería.
Y Moisés extendió su mano sobre la mar, y la mar se volvió en su fuerza cuando amanecía; y los Egipcios iban hacia ella: y Jehová derribó á los Egipcios en medio de la mar.
Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en la mar; no quedó de ellos ni uno".

Éxodo 14:26-28

Aunque no tengo ningún documento fotográfico que lo atestigüe -para esto recomiendo que visitéis el fotolog de uno de mis mejores colegas y tecnófilo confeso- (todo aquel que me conoce minimamente sabe que soy un hombre desactualizado, amante de las tecnologías que se idearon en la Prehistoria o en la edad de a-tomar-por-saco, musicalmente adicto a las canciones compuestas por gente que hace tiempo que ha muerto, e interesado por las prendas de vestir estilo -utilicemos un par de palabras que están en boga- vintage o retro setentero), acudí el sábado pasado a la V feria nacional de Playmobil en la Casa de Campo (Madrid, España), con la ilusión y los nervios de un niño de trece años que ve su primera película porno. Hay que reconocer que el fin de semana empezaba con buen pie, ya que el día anterior una reportera de Madrid Directo empezó a repartir caviar a diestro y siniestro cuando recordó al valiente y esforzado pueblo madrileño cuando hace doscientos años se levantó contra el gabacho peleando con lo primero que tuvieran a mano: "palos, piedras, sillas, bombonas de butano...(sic)". La primera imagen, muy reveladora, que me vino a la mente cuando intenté ponerme en el lugar de esa periodista fue ver a los madrileños, desde los balcones de los corrales de comedias, arrojando todo lo que pudiera sonar a viejo e inútil para humillar así al invasor: cintas VHS de Harry Potter uno, Supernintendos, televisores en blanco y negro o enormes bolas ardiendo con la cinta extraída de los casetes de Puturrú de Fuá. ¡La capacidad de tirarse el rollo de un periodista no tiene límites, amigos!

Con ese recuerdo fresco en la mente llegué a la feria de Playmobil. Un paraiso más para los coleccionistas, donde los tres amigos que me acompañaban y yo descubrimos la sutil diferencia entre un mero aficionado al género y un profesional en la materia incluso antes de entrar en la exposición. Para nosotros, todo se presentaba bajo el punto de vista de la ilusión y lo novedoso: cuando vimos que se haría un taller para personalizar tus clics y producirlos en masa (bajo el misterioso nombre de taller de clonación de clics), nuestras mentes empezaron a divagar, dejándose llevar por cuáles serían las figuras que más nos gustaría tener: un clic Skrull, un charcutero o a Moisés en clic. En ese momento, una familia (pareja + dos niños) entra en la conversación, siendo la madre la que llevaba la voz cantante indicándonos que esa figura ya existía, ya que la había visto en nada menos que un libro que cuenta la historia de la Humanidad a través de fotos de Playmobil. Desde ese momento, este libro se ha ido convirtiendo poco a poco en una obsesión y sé que, tarde o temprano, acabará en mis manos.


1 comentario:

Gamo P. dijo...

Me acerqué a la casal-libro y me defraudó un huevo el libro.

Como tantas veces la idea es mil veces más genial que su materialización.