viernes, octubre 19, 2007

Oh this is a happy day, this will have been another happy day!

Ayer estuve escuchando un rato la radio, medio que por diversas razones ya no sigo mucho habiualmente, pero del que he sido fan declarado desde hace mucho tiempo. He sido noctámbulo casi desde que tengo uso de razón (lo cual dice muchas cosas negativas acerca de mi persona), y desde mi más tierna pubertad ya mezclaba cálidos sueños adolescentes con la escucha de algunos de los programas nocturnos, que, por supuesto, me parecían a priori mucho más interesantes e informativos que los diurnos (lo cual dice muchas más cosas negativas acerca de mi persona, ¡qué pubertad tan triste!). La jornada de radio comenzaba con el típico programa deportivo de las 00:00 -me hubiera gustado decir que era Supergarcía, pero la edad influye y en aquellos momentos el infame programa El Larguero me parecía mucho más dinámico e interesante-, continuaba con Polvo de Estrellas, con el que aprendí entre otras muchas cosas la gran semejanza como actores entre Victor Mature y José Coronado, o que a Woody 'palito' Allen se le empezaría a llamar director de cine cuando supiera hacer un plano contraplano, además de notar el miedo reverencial que profesaban todos los oyentes que se atrevían a llamarle.
La noche seguía adelante con un programa llamado Turno de noche, espacio donde lo mismo te hablaban de marcianos como de la masonería o te hacían un monográfico de Amadeo de Saboya; lo presentaba un tal Juan Antonio Cebrián que según creo sigue haciendo otro programa nocturno. Lo que sí recuerdo es que era especialmente largo, terminaría sobre las 5 de la mañana. Momento en el que cambiaba a la repetición de Gomaespuma, cuando aún estaban en M-80 hasta las 6 de la mañana.
Y ya en los días en los que me encontraba especialmente insomne terminaba esta intensa maratón de las ondas con un lamentable programa cuyo nombre no logro recordar, pero que contaba con dos humoristas (en el peor sentido de los posibles): Oriol Parreño y Quim Morales, que vete-a-saber-cómo rellenaban una hora de espacio radiofónico imitando al humorista Eugenio y sacándose de la manga un personaje imitativo de niño repelente llamado Jordi. Malos, por supuesto, pero de alguna forma me atraían como la melaza a una mojca.

Hoy por hoy, sin embargo, el medio ha perdido en gran medida el punch del que me llegué a encandilar en su día. Vete a saber si es por la economía de medios, por la falta de alguna que otra figura carismática (¡no sólo de Federico Jiménez Losantos vive el hombre!), o simplemente por la escasez de ideas originales lo que hace que la mayoría de los programas se conviertan en clónes unos de otros, en las mismas franjas horarias, indistinguibles entre ellos.

P.D.: Ayer tuve la gran suerte de abrir la temporada del Festival de Otoño de este año con Happy Days, obra de Beckett llevada a escena por la Caballero de las Artes y las Letras Deborah Warner e interpretada por una excelente Fiona Shaw (actriz que vuelve a darlo todo de nuevo en su mejor papel desde Super Mario Bros). En serio, si tenéis suerte y tiempo, no os la perdáis. La obra merece mucho la pena*.


Winnie semienterrada pasando uno de sus felices días

4 comentarios:

Chopenjagüer dijo...

* Sobre todo porque, además de la calidad general de la obra y de la interpretación (recordemos que la protagonista pasa 2 horas sepultada y encajada en escombros en medio de la nada), puedes encontrarte en el entreacto grandes comentarios del público tipo "Yo creo que esta obra es en realidad una metáfora"... así, sin más. Pfffffffffffffffffffff me encanta la gente que se tira el pisto intelectual tal y como le viene.

Anónimo dijo...

Me txana que hables de tus referentes radiofónicos, de los cuales comparto la mayoría (incluido Oriol Parreño pfff). Aunque en este punto te puedo mirar sin estupor porencimadelhombro, ya que siempre he despreciao con todas mis fuerzas tanto 'el Larguero' (semper fidelis a García) como el espacio del pavo ciego de 'La Rosa de los vientos' (superoportuno tu comentario a que sigue haciendo el programa actualmente) de quien hoy tol mundo habla maravillas puesto que ayer mismo falleció.


- PG Naitcraulín -

Chopenjagüer dijo...

Naitcraulin, la verdad es que donde pongol ojo pongo la bala... a ver si mañana me da por hablar de Manolo García o Carlinhos Brown pa ver si el gafe sigue adelante y, si es así, no sea tan grave.

Anónimo dijo...

El programa iniciático de Parreño&Morales se llamaba "El rosario de la aurora". El presupuesto para realizarlo era de un chusco de pan y un vaso de agua de agua caliente después del programa, que preparaban des de las 4 de la madrugada.
Fueron los primeros en imitar y homenajear a Eugenio.
Como buen duo humorísitico, se separaron después de 7 años juntos, alegando diferencias creativas, profesionales y de estatura.
Ahora les va bastante mejor a los dos.